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Luzu cayó de espaldas al ver todas las raíces brotar de la tierra, ganándose consigo unas cuantas heridas de por medio, mayormente en sus manos, brazos y rostro. Al caer dirigió su vista al chico que ahora estaba corriendo de él y se preguntó qué mal había hecho él.

Por otro lado, el híbrido había experimentado su primer ataque de pánico junto con su primer desmayo, todos los habitantes del bosque estaban asustados, el líder de todos ellos se estaba desvaneciendo poco a poco. Llevaron a Big Q con Fundy esperando a que este le diera una remedio con la ayuda de Tina.

Los días siguientes habían sido un infierno para los del bosque, el híbrido permanecía en la cama, no comía, no hablaba, parecía un muerto en vida según Wilbur.

— Vamos Quackity...no puedes quedarte toda la vida aquí...— dijo Wilbur intentando que su voz no se quebrara.

El híbrido solo veía como su ayudante evitaba derramar lágrimas y en cómo se esforzaba en mantener su voz estable, "¿Por qué siempre lastimó a la gente?" se preguntó mentalmente Big Q.

Wilbur al no recibir una iniciativa de su jefe, se rindió y lo dejó solo. Big Q vio al de mechón blanco alejarse y lo agradeció internamente. Por primera vez, después de varios días, el híbrido se levantó de la cama y se dirigió a la entrada de la cueva donde vivía, se acercó hacia el pequeño río que había ahí y se sentó en la orilla. Su mente divagaba en cualquier cosa, pero en un momento, su divagación se detuvo en el acontecimiento del chico de ojos rojos.

Empezó a recordar todo lo sucedido, entre los recuerdos, Big Q toco su espalda sintiendo el vacío de este, la sensación no era la misma como la de aquel chico que lo tocó.

El tacto del de ojos rojizos era suave y delicado, como si no quisiera lastimarlo. Big Q recordó la forma en la que el oso tocaba su espalda y le asqueó recordar la sensación, pero volvía a pensar en el de ojos rojizos y aquel asco se desvanecía.

Tuvo miedo cuando sintió su tacto pero cuando vio que lo sostuvo para no caer, aquel miedo se desvaneció un poco. Por primera vez no se sentía en riesgo, sentía que no saldría lastimado.

Vio su muñeca y estaba un poco morada, supuso que fue por el agarre y no con intención de agredirlo, ya que también había visto la espada de hierro de contrario y la forma en la que lo apartó para sujetarlo.

— No todos los humanos son crueles, ¿verdad? — le preguntó a la nada, teniendo la pequeña esperanza de que alguien le diera la razón.

Betrayal of the heart -Luckity- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora