Soulmate| jjk. ✓

𝚝𝚛𝚎𝚌𝚎

Había pasado otro día, la noche anterior los nervios y preocupación comían viva a Valery, no sabía cómo estaba JungKook, o si esa persona que los vió lo había lastimado. Y para peor, se encontraba todavía más preocupada después de saber que los padres de él eran unos monstruos encubiertos bajo la excusa de "los extraños corrigiendo" y meten a sus hijos en un calabozo cuando hacen algo mal, y los tratan como si fueran...diría animales, pero literalmente lo son, la cuestión es que ni siquiera tratan con decencia a sus propios hijos. En ese momento la vampira odiaba no tener tecnología ni la dirección de Jeon para mandarle una carta, preguntando por su estado, aunque a decir verdad, es muy orgullosa como para hacerlo y preferiría morir con la intriga antes que hacer un "acto de amor".

Esa mañana, la menor de los Kim estaba en la sala de estar leyendo un libro, ya que al ser tan temprano no saldría al bosque, y su cuerpo ya estaba cansado de estar tanto tiempo en la cama. Leer sentada en ese sillón, con una manta cubriéndola, le traía recuerdos de cuando su madre y ella leían en ese mismo lugar, o mejor dicho, la mayor le leía a su hija historias de princesas, príncipes y hadas.

Valery nunca se dió el tiempo de darle una merecida despedida a sus padres, para ella la mejor forma de llevar el duelo era pensar que nunca existieron, pero se le hacía muy difícil cuando vivía en la casa que ellos estaban antes, aunque ella misma se hacía la dura ante esos recuerdos. Ella no asistió al funeral de sus padres, sabiendo que tenía muchas cosas para decirles y que todo el pueblo vampiro diría que es una mujer sin sentimientos, pero desde su perspectiva, nadie tenía porqué saber lo que ella quería contarle a sus padres. Nadie tenía que saber en rencor que les guardó por haberlos dejado a ella t a su hermano solos, por haber obligado a NamJoon a convertirse en rey cuando él aún no deseaba serlo, sabía que con el enojo no hacía nada, mucho menos hacia dos personas fallecidas, y que sentía muchas más cosas además del rencor, pero si pensaba en la nostalgia, el amor, y los momentos felices con ellos, simplemente se rompía en pedazos, y Valery no permitía que nadie la vea así, ni siquiera ella quería verse de esa forma, por lo que se guardaba todos esos sentimientos, sabiendo que tarde o temprano iba a explotar y terminaría llorando horas y horas. Dolía mucho cada vez que pensaba en ellos, y por más que su mente quiera pensar en otras cosas, era casi imposible.

Que de hecho, se arrepentía de no haber hablado ciertas cosas cuando ellos estaban vivos, porque Valery no es creyente de que los muertos escuchan tus palabras, o sus almas habitan en ciertos lugares. La vampira es fiel creyente de la reencarnación, y consideraba que dos almas tan puras como las de sus padres no estarían perdiendo el tiempo apagando y prendiendo las luces de su castillo para darle un susto a sus hijos, seguramente ya estaban en otro cuerpo, en otra vida. Una vez una bruja lo dijo; las almas son eternas, buscan moldes para habitar la tierra, y sus padres los moldes de esas almas, ahora debían estar en otros cuerpos, incluso en otro ser viviente, animales o hasta plantas, pero de lo que sí estaba segura era de que no estaban rondando por ahí viéndolos a sus hijos.

⎯ ¿Hace cuánto que no lees aquí?⎯ escuchó la voz de su hermano y sonrió con los labios apretados entre sí. Aún seguían "peleados", pero ambos sabían que tarde o temprano olvidarían eso.⎯ ¿Qué lees?⎯ preguntó metiendo las manos en los bolsillos delanteros del pantalón formal que llevaba.

⎯ Es el segundo libro de una saga que encontré, se llama Sangre y cenizas.⎯ explicó cerrando el mismo. Suspiró y su hermano con un movimiento de cabeza le preguntó si podía sentarse junto a ella, a lo cual la menor asintió.⎯ ¿Qué haces levantado tan temprano?

⎯ No he podido dormir en toda la noche, estuve pensando muchas cosas.⎯ respondió entre medio de suspiros cansados. Miró a su hermana y sonrió mientras llevaba un mechón de cabello negro detrás de la oreja de la vampira.⎯ Cada día que pasa te pareces más a mamá.