𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚎

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Valery y JungKook estaban de camino a la que sería su nueva casa temporanea, ambos llevaban las maderas, clavos, un martillo que la chica le robó a su hermano, y el licántropo tomó una de las cortinas que su madre había comprado para comenzar la decoración de su casa, sabía que poco a poco ese lugar triste y abandonado tomaría color y forma. Le gustaba construir su casa junto a la que sería el amor de su vida.

Extrañamente para Valery, el castaño había estado bastante más callado de lo normal, y eso le parecía muy raro, llegando a pensar que ella había tenido la culpa de algo que había sucedido o algo por el estilo. En sí, él cuando llegó le habló bien, la saludó como siempre y le dijo de ir a arreglar la cabaña, a lo que los dos iban contentos, pero aún así, estaban en silencio. La vampira quiso empezar a hablar de algo, pero no sabía bien de qué.

⎯ Ayer...¿Ha pasado algo?⎯ preguntó ella cautelosamente, el licántropo simplemente negó con la cabeza y la vampira presionó sus labios entre sí incómoda, se había atrevido a hablar para que él ni siquiera le responda con palabras.

Quiso pensar que él estaba teniendo un mal día, que tuvo una pesadilla, se despertó temprano o comió el desayuno frío, pero aún así la duda la comía viva. No le preguntaría porque era muy orgullosa como para hablar nuevamente y que él no le responda, o lo haga de mala manera, así que simplemente decidió quedarse en silencio hasta que él se digne a hablarle.

¿Qué se pensaba? ¿Que ella estaría detrás para saber qué le pasaba? No señor.

Continuaron su camino en silencio, hasta que llegaron a la cabaña rota y entraron. Tenían que hacer una limpieza profunda, al estar abandonada más de un insecto habitaba ahí, y aunque JungKook se vea muy imponente y sea un alfa dominante, le tenía pánico a algo tan estúpido como una pequeña arañita. Valery tomaba a esos insectos con las manos y los sacaba a la interperie, para que él no tenga miedo, y a ella a decir verdad tampoco le gustaba la idea de vivir con bichos en su casa, pero miedo no les tenía.

En realidad, había muy pocas cosas a las que Valery de verdad les tuviera miedo, quedarse sola sería una de ellas. Si bien es muy independiente, ella sabe a la perfección que su vida sin su hermano, mejor amigo, alma gemela, o sin nadie a su alrededor, la haría volverse loca. A la larga se acostumbró al ruido de la gente, a cruzarse con personas y saludar, a tener festividades con más personas, y eso no lo cambiaría, no todos eran amigos, pero por lo menos le hacían saber que ella no era la única vampira en la tierra.

Y su otro miedo había sido la muerte de sus padres, la cual ya vivió, y no la reviviría nunca en su vida, porque es hasta el día de hoy que ella ve un cuadro de sus padres y en sus oídos escucha los gritos agonizantes de su papá, o ve la sangre perteneciente a su madre en la nieve blanca. Simplemente había sido un horror presenciar eso, mejor dicho, para cualquier hijo sería un horror presenciar la muerte de sus padres, pero para ella había pegado el doble de fuerte porque habían sido los únicos que habían estado con ella cuando su mejor amigo y hermano iban de fiesta.

⎯ ¿Comenzamos poniendo las maderas?⎯ la voz de JungKook la sacó de sus amargos recuerdos, lo miró y asintió.⎯ Creo que con unas veinte o menos estaremos bien, he traído de más pero bueno, mejor que sobre a que falte.

⎯ Manos a la obra.⎯ sonrió ella para después tomar una madera

Con la madera rectangular en sus manos la colocó en uno de los lugares que hacía falta, al tener las dos manos ocupadas no podía alcanzar los clavos ni el martillo, y sus sentidos se pusieron alerta cuando sintió el cuerpo cálido del licántropo a sus espaldas. Los pocos vellos corporales que tenía se erizaron cuando el aliento de JungKook golpeó su oreja y sintió todo su cuerpo pegado a la espalda, trasero y piernas.

Soulmate| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora