[ V ] Aparición divina

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Atrapada en otro mundo... No puedo creer que esto esté pasando.

Nunca me habría imaginado en esta situación ni en mis peores pesadillas.

Así de imposible me parecía.

¿Qué pasará conmigo? ¿Con la vida que había formado? ¿Lo había perdido para siempre? ¿Así de fácil?

Terminé sentada en una de las fuentes del jardín de música.

Era un lugar que me ofrecía la calma que necesitaba.

La melodía que creaba el correr del agua me resultaba consoladora.

Me concentré en ese único sonido tratando de ignorar todo lo que me rodeaba.

Si tengo suerte, cuando abra los ojos estaré de vuelta en la Tierra...

Eliksir.

¡Dios, ahora oigo voces! ¿Podría estar enloqueciendo?

Eliksir.

No, esa voz... ¡Es la misma de antes! ¡La que oí en la sala del cristal!

Ven...

Aquella voz fue debilitándose al mismo tiempo que una sensación helada y espeluznante invadía mi cuerpo.

¡¿Q-Qué es esto?!

Es demasiado asfixiante.

—Eliksir—Cuando abrí los ojos, Leiftan estaba enfrente mío con una expresión preocupada. Ni siquiera lo había escuchado llegar. —¿Estás bien?

¡¿Que si estoy bien?! No, claro que no lo estoy.

Un cristal me habla.

No puedo regresar a mi mundo.

Un presunto villano me atacó...

—¿Estabas siendo amable conmigo solo porque sientes lástima?—Cuestioné con seriedad. Ya no sabía en qué o quién confiar. Estaba asustada, ¿Qué otras cosas podrían estar ocultando? ¿Que iban a hacer conmigo?

—M-Me temo que no entiendo—Respondió el rubio frunciendo el ceño.

—Sabías que no podían regresarme a mi mundo, ¿por qué no me lo dijeron antes?—Le pregunté mientras que cruzaba los brazos con indignación.

Leiftan bajó la mirada y soltó un suspiro de derrota:—Es más complicado que eso...

Dudo mucho que esto pueda volverse aún más complicado de lo que ya es.

—¡Pues explícame!—Le pedí con frustración. Estaba harta. Definitivamente había llegado a este mundo con el pie izquierdo.

—Prometo explicártelo todo, pero primero debes de tranquilizarte—Creí que tenía todo controlado, pero mis manos estaban temblando y no le había costado mucho a Leiftan notarlo. —Ven conmigo.

—...—¿Debo de aceptar e ir con él? Ya no sé si sea buena idea confiar en estas personas.

—Puedes confíar en mí Eliksir—Aseguró. Me estaba mirando a los ojos como para dejarme en claro que no escondería nada. Sin embargo, no conseguía deshacerme del nudo en mi estómago.

No sé qué hacer.

Finalmente, decidí ponerme de pie para seguirle:—No hagas que me arrepienta.

Caminamos por el refugio de Eel hasta que llegamos a la entrada del cuartel general. Al parecer, saldríamos del recinto.

Aquello hizo que me preocupara un poco. Podría deshacerse de mí en medio del bosque y no habría testigos o alguien a quien pedirle ayuda.

Remordimientos tardíos; EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora