[ X L I V ] Corazón débil

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Me era imposible conciliar el sueño después de mi conversación con Ashkore. 

Mi cabeza no dejaba de pensar en las razones de su visita.

Me dijo que la Guardia le mintió al igual que a mí e incluso intentó ayudarme para evitar que tomara la poción de Mnemosine...

Dijo que estábamos del mismo lado, pero ¿Cómo se supone que confíe en alguien quién ni siquiera muestra su cara? 

También esta lo de Nikko... ¿Fue torturado al igual que Kenna, Ursa y Agora? ¿Es por eso que solo encontraron su pie? ¿Quién sería el sádico responsable? ¿Y por qué lo había hecho?

Creo que estaba moviéndome demasiado porque me dí cuenta de que Leiftan también estaba despierto.

—Lo siento, no te dejo dormir ¿verdad?—Me disculpé colocandome de costado para ver su rostro.

El lorialet enseguida me imitó y nuestros rostros quedaron uno frente al otro.

Me gusta ver el rostro de Leiftan... se siente como si admirara una obra de arte.

—¿Quieres hablar de ello?—Yo cerré los ojos pensando por dónde empezar.

Mi mente estaba hecha un lío gracias a Ashkore, tal vez ese había sido su objetivo desde un principio.

Estoy tan confundida.

No me siento capaz de defender a la Guardia, pero tampoco me podía poner del lado de un criminal.

Aunque... ah, no puedo creer que en serio esté contemplando el traicionar a la Guardia. 

¿Que debería hacer?

—Leiftan, ¿Por qué te uniste a la Guardia?—El rubio pareció sorprendido por mi repentina pregunta y se tomó unos segundos antes de responder.

Leiftan se aclaró la garganta y se puso boca arriba con la mirada vista en el techo. 

—Cuando era un niño, mis padres fueron asesinados justo frente a mí—Su confesión me tomó desprevenida, pero traté de no mostrarlo para seguir escuchando.—No pude salvarlos y... todos los días me arrepiento de no haber hecho algo... revivo ese momento una y otra vez y me siento frustrado conmigo mismo por no haber defendido a mi familia.

La verdad es que ya sospechaba que Leiftan no tenía parientes con vida.

Él nunca mencionó a su familia durante nuestras conversaciones y también recuerdo que me dijo que nunca había conocido a otro lorialet.

Por no me atreví a preguntarle por su familia a pesar de tener curiosidad.

Yo me incorporé buscando ver sus ojos y como sospechaba, lucían atormentados por el pasado. 

—Eras un niño, Leiftan—Le recordé colocando una de mis manos contra su mejilla.

Él tomó mi mano y la alejó mientras negaba con la cabeza.

Nunca visto una expresión tan triste en él, lo cual hizo que me doliera el pecho.

—Era débil—Declaró el rubio en un tono duro.—No pude protegerlos y por eso... me quedé completamente solo. 

Traté de imaginar al Leiftan de ese entonces.

Pequeño, triste, perdido, sin nadie a su lado... Sentí que se me partía el corazón. 

—Me uní a la Guardia de Eel esperando poder volverme fuerte, así si volvía a encontrarme en una situación similar... sería capaz de proteger a las personas que me importan—Explicó Leiftan con una mirada determinada.—Pero después de un tiempo, me di cuenta de que... podía evitar que otros pasaran por lo mismo que yo... y es por eso que decidí quedarme.

Remordimientos tardíos; EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora