La cara oculta pt. 16

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ADVERTENCIA: Pensamientos obsesivos/posesivos

Todo ha salido como lo tenía planeado, o al menos la mayor parte. 

Conseguimos una buena cantidad de cristales corrompidos, pero necesitaremos más si queremos causar un verdadero impacto en el Gran Cristal. 

Esto sería más fácil si supieramos la forma de corromper los pedazos de cristal... 

Salí de mis pensamientos al percatarme de que mi desagradable aliado había llegado a nuestro punto de reunión. 

Tarde, como era usual.

No me molestaba su tardía antes, pero ahora cada minuto que paso lejos de Eliksir es un minuto completamente desperdiciado. 

Y la verdad es que no estaba nada feliz, pues ella nuevamente había resultado herida en medio de nuestros planes. 

No sabía si era obra del Oráculo, advirtiendome que si seguía con mi objetivo iba terminar perdiendo a mi amada... o simplemente se trataba de Ashkore queriendo acabar con mi paciencia. 

—¿Cómo está tu pequeña mascota humana?—Se burló el enmascarado.Debo admitir que me sorprendió oír que escapó la muerte, supongo que... tendré que esforzarme más la próxima vez.

Respiré hondo.

—No estoy de humor, no intentes provocarme—Recalqué con seriedad.

—Yo tampoco estaría de buen humor de ser tu—Comentó Ashkore en un tono divertido.—Tu noviecita no es nada tonta, sabe más de lo que aparenta.

Me crucé de brazos con una expresión de aburrimiento.

—¿Sabías que me pidió que le dijera todo sobre los daemons?—Sus palabras me tomaron desprevenido, pero no dejé que se me notara en la cara.

No le voy a dar ni una reacción. 

—¿Qué harás al respecto?—Preguntó el enmascarado acercándose a mí expectante.

Si Eliksir sabe de la existencia de los daemons... Alguien debió de decirle.

—Me encargaré de ello—Declaré sin inmutarme, lo cual irritó al de armadura.

—¡Su curiosidad no va a desaparecer después de unos simples besos, Romeo!—Advirtió Ashkore.Matala antes de que se vuelva un problema mayor.

Sentí la energía oscura concentrarse en mis manos.

Mis instintos me habían rebasado una vez más, mis alas se extendieron libres en mi espalda. 

—Mientras yo siga vivo, no permitiré que Eliksir muera—Aclaré en un voz gutural. 

—No me digas que...—El enmascarado se rió.—No creeras que la chica se va a quedar contigo cuando descubra lo que eres, ¿o si?

Yo me mantuve firme.

La relación que Eliksir y yo tenemos... no se romperá tan fácil. 

Somos almas gemelas, nos necesitamos el uno el otro para ser felices.

—Tu y yo sabemos que cuando vea tu verdadera cara, saldrá huyendo... y no la culpo, eres literalmente un malnacido, un monstruo, un... error de la naturaleza—Los insultos de Ashkore no significaban nada cuando recordaba la mirada llena de adoración que Eliksir me dedicaba todos los días. 

Cuando ella me mira... no ve a un malnacido ni a un monstruo.

Cuando ella me mira... me ve como lo que verdaderamente soy.

Un aengel. 

—Si Eliksir llega a convertirse en un problema, me encargaré de ella a MI manera—Reiteré.—Ahora piérdete.

Ashkore retrocedió:—Sigue viviendo tu fantasía... no te durará mucho.

Muy dentro de mí, sé que él no está tan lejos de la realidad.

Cuando Eliksir sepa de la oscuridad dentro de mí, querrá alejarse y... lo que más me asusta es que no veo capaz de dejarla hacerlo. 

Tengo miedo del hombre en que me convertiré si ella decide darme la espalda.

Regresé a mi habitación abrumado de preocupación, pero la ansiedad rápidamente desapareció al ver la figura de mi amada descansando bajo mis sábanas. 

Eres mía, mía, mía... prométeme que siempre serás mía.

Iba a meterme en la cama cuando te moviste e incorporaste llamando mi nombre, logrando que me quedara paralizado frente a la puerta.

—¿Leif...?—Frotaste uno de tus ojos con confusión.  

Maldición. 

—Ah, ¿te desperté?—Me acerqué a la cama tratando de disculparme con la mirada.

Una vez que me senté en el borde de la cama, tu te moviste y te recargaste contra mi espalda.

—Tu cuerpo está helado... ¿A dónde fuiste?—Pude ver la preocupación en tu expresión al mismo tiempo que me envolvías en la calidez de las sábanas. 

—Salí a ver la luna—Respondí sintiendo un piquete en el corazón. 

Desearía decirte todo... desearía tener la valentía de confesarte cada uno de mis pecados. 

¿Cómo puedo decirte la verdad sin arriesgarme a perder la devoción de tu amor? 

—Me hubieras despertado, te habría acompañado—Comentaste rodeando mi abdomen con los brazos y apoyando tu rostro sobre mi espalda.

—¿Que clase de novio sería si interrumpo tu sueño de belleza?—Bromeé.

Tu soltaste una risita.

—Si vas a salir de noche, al menos abrigate mejor—Recomendaste en un tono preocupado.—No quiero que te enfermes, ¿vale?

Tu dulce mirada es lo único que necesito para estar bien.

Mientras estés conmigo... todo va a ir bien.

Remordimientos tardíos; EldaryaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora