Capítulo 9
Rebecca
Tenía dos días aquí en casa, Harper me había autorizado faltar los últimos días de la semana y ya el lunes me presentaría de nuevo a mi trabajo. Pero eso no dice que me he quedo sin hacer nada, he reorganizado la agenda del rascacielos y he hecho mi trabajo desde aquí. Cada cosa que me pide se la envío por correo y le llamo por teléfono para avisarle, no quiero que diga que no lo hice.
La verdad se me hace muy vergonzoso haber entrado apenas a trabajar y que ya esté faltando, aunque no tengo la culpa de ello, ya que mis motivos de no ir se basan en mi salud.
Por la misma razón he decidido trabajar desde mi hogar, porque sé que aunque el rascacielos haya tenido atenciones conmigo, eso no cambia que me quiera fuera de su empresa y que esté buscando cualquier falla de mi parte para echarme.
Termino de beber agua para después poner la pastilla en mi boca y volver a beber.
Sé que primero es la pastilla y después el líquido, pero desde que tenía edad para consumir pastillas, tomo agua primero porque era muy mala para tomarlas y siempre me ahogaba con ellas. Hasta después de pasarla por mi garganta, me quedaba una sensación de tenerla pegada.
Salgo de mi habitación y bajo a la cocina por algo de comer. Me dan esas ganas de comer algo, pero no sé exactamente qué es ese "algo". Así que cuando entro me paseo por el lugar buscando en la despensa de la semana y abriendo más de tres veces el refrigerador para escanear con mi mirada por su interior y al final no sacar nada.
—¿Qué haces?— la voz de mi tía viniendo desde atrás me sorprende.
—Vine por algo de comer— al final me decido por un paquete de galletas y me giro para verla.—¿Y tú?, creí que estabas en la cafetería.
—Salí temprano para ver si necesitabas algo— entró completamente a la cocina y sacó la jarra de jugo para servirse en un vaso.
—¿Quién se quedó a cargo?— pregunté, dándole una mordida a una de las galletas.
—Kia. Por cierto, un chico estaba con Madison— le extendí un vaso para que me sirviera a mí también y después me lo llevé a los labios.—Su nombre era...¿Alfonso? No...¡Adam!
Al oír el nombre me ahogué con el jugo, lo escupí todo en el piso y la garganta me reclamó con un ardor haciendome toser. Mi tía se acercó alarmada pero con una seña de manos le dije que estaba bien. Me extendió un vaso con agua y la tomé para tranquilizarme.
—¡¿Adam?!— grité cuando el malestar dio tregua.
Mi tía solo asintió con la cabeza, tranquila, mientras que yo tenia una revolución en mi interior. ¡Por dios! No sabia que Adam vendría...bueno sí, si sabía, pero no tenía idea qué día.
—Ese chico te gusta, ¿Cierto?— inquirió mi tía.
—¿Es muy obvio?— pregunté nerviosa, si mi tía y Madison se daban cuenta, con mucho más razón se daría él.
—Bastante— contestó seria y eso me llevó a mirarla con curiosidad.
—¿Pasa algo?
—Ese niño no me gusta para ti.
—¿Qué?— me quedé anonadada, jamás me había dicho nada parecido, es más, cuando a la cafetería llegaban chicos de mi edad, siempre me mandaba para atenderlos y así "ligar" con alguno.
—Has oído bien, ese chico no me parece bueno para ti.
—Pero...a mi me gusta— murmuré.
—¿No te gusta mejor tu jefe?— insinuó y entendí a dónde quería llegar.
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Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)
RomanceTodos los días tenía la misma rutina. De mi casa a la empresa y de la empresa a mi casa. Era rara la vez cuando salía a divertirme con mi mejor amigo y me libraba un poco del trabajo. Me esforzaba en llevar a lo más alto a Art And Freedom sin pensar...