Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)

Reunión familiar

Capítulo 27

Rebecca

Salgo de mi habitación y al llegar frente a la puerta de mi tía toco la madera con insistencia al mirar el reloj en mi muñeca. Se supone que hace diez minutos debimos. salir de casa para ir a la casa de los Harper.

—¿Tía?— la llamo y abren la puerta.

—Esa mujer no tiene remedio— sale mi tío.—Tiene rato diciendo que solo dos minutos y ya va tener horas.

—¡Te escuché!— grita ella, dentro de la habitación.

—¡Me alegra saberlo, tal vez así te apresures!

Suspiro porque siempre es lo mismo; cada vez que tenemos que salir juntos ella siempre sale a lo último porque siempre tiene una guerra con su clóset.

—Dejame a mí— abro la puerta y él se va diciendo que estará afuera.

La busco con la mirada y miro como salen volando vestidos de su clóset, me acerco a él y atrapo un vestido en la aire.

—¿Problemas?— pregunto y sale.

—Muchos. No sé que ponerme— observa todo a su alrededor con una mueca.—Y Javier no ayuda mucho así que, dime tú.

Se va a un sillón y toma dos vestidos colgados en un gancho. El de la izquierda es negro y el de la derecha es plateado.

—¿Cuál crees que se ve mejor?— se pone uno y después el otro frente al espejo esperando una respuesta.

Si no la convenzo ya de ponerse uno de ellos, llegaremos a las diez de la noche a la casa de Enzzo y no quiero llegar tarde. Me sorprende que Enzzo no me haya mandado mensajes o que haya hecho una llamada.

—Se ve bien el negro— le digo y se le queda viendo.

—Este será entonces— tira el otro al sillón y se pierde en el baño.

—Dime por favor que sólo faltaba el vestido— suplico. Sería tedioso esperar a que se peinara y maquillara, eso implicaría esperar más.

—Sólo era eso— dice saliendo.—Ya estoy lista, sólo me pongo mis tacones y mi bolso.

Suspiro cuando entra al clóset y me acerco al espejo mirando mi vestido y maquillaje en el reflejo. Debo mirarme bien para la presentación formal que hará Enzzo esta noche. Después de todo su madre tenía razón y nos va a poder ver juntos.

A pesar de que sé que todo saldrá bien porque le agrado a su familia, es imposible no sentir nervios de nuera cuando va a conocer a sus suegros por primera vez. Además, ellos también van a conocer a mi familia y eso me emociona y aterra al mismo tiempo. Pero sólo son eso, nervios. Así que suspiro frente al espejo repitiendo que todo estará bien.

—Listo— sale.—¿Madison no vendrá?— pregunta.

—No— niego con tristeza.—Dijo que tenía un proyecto que terminar de la universidad.

—Es una lástima.

—No quería perderse el momento.

Bajamos las escaleras y miro a mi tío dando vueltas en la puerta de la casa. Sus ojos voltean a ver a su esposa y le sonríe maravillado, mientras que sus ojos brillan en el momento en que mi tía se acerca a él.

Una sonrisa genuina dibujan mis labios al imaginar que así nos vemos el rascacielos y yo cuando estamos juntos. Él adora observarme en silencio y a mí me gusta admirarlo cuando se encuentra distraído, aunque sé que se hace el que no sabe.