Café para el hombre con doble vida

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Capítulo 7

Rebecca

Me muevo de un lado a otro sobre la cama, incómoda y fastidiada por el sonido de la alarma de mi celular. Estiro el brazo y tiento la mesita de noche que está a lado de mí. Ya con el celular en mano, apago la alarma y dejo caer mi cabeza en la almohada.

Los recuerdos de anoche me llegan a la mente; el rascacielos con traje me trajo a mi casa, lo del elevador y el disgusto amargo que me hizo pasar. Todavía no termino de creer que es incapaz de ofrecerme disculpas. Se hace el indignado diciendo que la culpable fui yo.

Suspiro y me levanto con pereza y con una incomodidad en la garganta, no le tomo importancia y me voy directo al cuarto de baño.

Es mi tercer día y ya parece que llevo siglos en él. El oso malhumorado no deja de darme cosas que hacer, sé que debo de hacer algo, pero es que, ¡El exagera! Y demasiado, solo se la pasa dando órdenes y más órdenes sin parar.

Al salir hago lo mismo de siempre, realizo toda mi rutina y al terminar de vestirme, bajo. No me dará tiempo de desayunar, si lo hago llegaré tarde y lo último que quiero es darle motivos a Harper para que me corra del trabajo.

—Buenos días— saludo cuando entro a la cocina.

—Buenos días— contesta mi tía.—¿No vas a desayunar?— pregunta cuando ve que solo me tomo el vaso de jugo.

—Es tarde— fijo mi mirada en el reloj.

—No te vayas con el estómago vacío— reprocha.

—Comeré algo en la empresa— le doy un beso en la mejilla a modo de despedida.

—¿En qué tipo de taxi llegaste anoche?— pregunta, con una pizca de picardía, provocando que me detenga abruptamente en la puerta de la cocina.

—¿Por qué lo preguntas?— giro y hago cómo si no me importara.

—El auto en el que llegaste se veía diferente al de un taxista.

—Debo irme, es tarde— salgo de la cocina, escucho cómo me llama y me dice que no me escaparé de ella.

Tomo el abrigo que dejé en el sillón y me lo coloco. Ayer estuvo lloviendo toda la noche y hoy amaneció haciendo mucho frío. También tomo mis cosas y salgo de casa.

Camino a la calle y le hago señas a un taxi para que se detenga. Le doy la dirección y en quince minutos estoy frente a las grandes puertas de Art And Freedom. Apesar de que estaba segura que iba a llegar tarde, no lo hice, llegué faltando ocho minutos para las siete de la mañana.

En el camino al elevador saludo a varias personas que me dan los buenos días y que ya había tenido la oportunidad de cruzar un par de palabras con ellas.
Presiono el botón de este piso y de inmediato las puertas se abren, cuándo están a punto de cerrarse, dos mujeres entran; es la pelirroja de la recepción y una morena, que por cierto no me quita la mirada de encima y comienza a incomodarme.

—¿Eres la 35 verdad?— pregunta la morena, mirándome de pies a cabeza.

—¿Disculpa?— hundo la cejas.

—Si, la 35— contesta la pelirroja.
—¿Cómo a sido trabajar con el dueño de la empresa?— juega con un mechón de cabello.

—Todas las que pasaron por tu lugar dijeron que era muy complicado— vuelve hablar la morena, interrumpiendo mi respuesta.

Las dos son las típicas chismosas de este lugar, yo solía serlo en la cafetería...¡ese no es el tema de todas formas! Se les nota desde lejos la "curiosidad" por mi trabajo.

Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora