Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)

Adiós, Art And Freedom

Capítulo 15

Rebecca

—No lo puedo creer— expresa Madison, totalmente sorprendida.

Había llegado temprano a mi casa para saludarme, teníamos mucho sin vernos y aquí estaba echando chisme conmigo.

—Es impresionante— menciona, con la boca abierta llena de incredulidad.

—Fue lo mismo que yo pensé.

La muy mitotera había venido a preguntarme como había estado la cita ayer con Adam, pero antes había dejado mi teléfono lleno de mensajes, al ver que no le contestaba, decidió llegar hasta la puerta de mi casa. Le conté todo, hasta le dije todo lo del rascacielos y quedó bastante sorprendida.

—Eres la primera persona que conozco que sale con dos el mismo día, y casi, al mismo tiempo— sonríe con picardía y niego con la cabeza.

—Yo sólo salí con Adam.

—Iniciaste con Adam y terminaste con tu jefe. Toda una maquina roba corazones, eh— baila sus cejas y le lanzo un cojín al levantarme del sillón para caminar hacia el espejo.

—Todo fue inesperado.

—Lo que te pasó parece de telenovela— suspira y se levanta de mi cama.
—Primero con uno y luego con otro, que descarada— repite y le advierto con la mirada a través del espejo.

—Deja eso— le señalo.—Nunca imaginé que todo eso pasaría.

—¿Crees que hoy se te declare?— la pregunta me sorprende y giro para tenerla de frente.

—¿Qué?— pregunto, para asegurarme si oí bien.

—¿Crees que hoy se te declare?— repite.
—Por lo visto se llevan muy bien, tal vez te diga que te ama.

—Nos llevamos bien— asiento.—Pero Adam y yo...

—¿Quién está hablando de Adam?— se ríe y hundo las cejas con molestia.—Yo hablo de tu jefe.

—¡Déjate de tonterías Madison!— chillo, iracunda.

—No es una tontería— contradice.

—Sólo lo haces para molestarme.

Me marea cada cinco minutos intentado insinuarme al rascacielos. No cabe duda que ella y mi tía son idénticas y no paran de decirme en la cara que Harper y yo deberíamos estar juntos.

—Yo sólo digo la verdad.

Mi hora de salida llega y las dos nos vamos juntas en un taxi, en el transcurso del camino me sigue molestando con lo mismo y el conductor nos pide que guardemos silencio cuando no paramos de hablar. Me deja frente al edifico de Art And Freedom y mientras me bajo del vehículo Madison me dice lo mismo que esta mañana.

Me libro de sus gritos cuando me alejo y el taxi retoma su camino.

En cuanto llego a mi lugar una llamada entra al teléfono de mi escritorio, lo contesto y saludo como es debido.

—¿Rebecca Villanueva?— habla un hombre.

—Así es, ¿Con quién hablo?

—Soy Marcos Taylor.

—Oh señor Taylor, ¿En qué puedo ayudarlo?

—Llamo para ver sí la reunión con Enzzo Harper podría ser una hora después de la hora acordada.

—¿Sucede algo?— me atrevo a preguntar.

—Mi vuelo a Chicago se retrasó— explica.—Lamentablemente llegaré tarde a la ciudad.