¿Y ahora qué?

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Debo admitir que disfruté escribiendo este capítulo, me moría de ganas de plasmar lo que tenía pensado y dar este paso junto con los protagonistas y con ustedes.

De aquí en adelante la "etapa" empieza y espero que disfruten estos momentos como yo lo hago.

Agradezco a esas personitas que me están acompañando en esta historia. Aprecio sus votos y comentarios y espero que amen esta historia tanto como yo.

Y como dije anteriormente: entren a este capítulo donde la etapa comienza y esperemos no termine.

(Al leer este capítulo, entenderán a que me refiero con la "etapa" sino es así, dejen su comentario, gracias)

Capítulo 12

Rebecca


—Aquí tienes Rebe— uno de los encargados de la cocina de la cafetería me extendió la bolsa de papel de mi pedido.

—Un vaso de café extremadamente caliente, sin leche y sin azúcar...¿Es para ti?— preguntó con sospecha.

—No— fue lo único que dije.

—Ya decía yo que estos no eran tus gustos— sonríe.—También va la rebanada de pay de limón— agrega.

Me había levantado muy temprano para venir a desayunar a la cafetería en compañía de mi tía. Ya cuando me iba se me ocurrió llevarle el café al rascacielos acompañado de una rebanada de pay de limón, ayer hablamos de eso y siempre que lo recuerdo sonrío por la escena ridículamente rara que montamos en su casa.

Tampoco quiero decir que ya somos mejores amigos, todavía sigo un poco molesta porque no me pidió disculpas, pero ya entendí que no me las va a dar por nada del mundo.

—Debo irme— le digo a Madison.

—Que te vaya bien— me sonríe.—Me saludas al bombón.

—Tonta— río.

—Ya quisiera tener un hombre así— suspira dramáticamente.

—No lo creo— niego.—No tienes ni la menor idea de como es.

—¿Después de lo que me contaste? Yo creo que es una buena persona.

Le había contado todo lo que pasó ayer, cada cosa que dijimos e hicimos, con cada detalle, lo cual emocionó a Madison diciendo que nos gustabamos, a lo cual yo me reí a carcajadas escandalosas.

Se rió tanto cuando le dije que su madre había pensado que yo era su novia y además, su prometida.

—Tal vez sí— hice una mueca pensativa.
—Yo creo que lo cuesta abrirse.

—Quizás sea eso— se emocionó y me sangoloteó tomándome de los hombros.
—¡Tú debes hacer que su humor cambie!

—¿Eh?— hablé, confundida.

—Oh vamos Becky, tú y yo sabemos que no se son indiferente— me dejó peor de confundida y por mi expresión lo captó.
—A lo que me refiero es que ustedes dos son... el uno para el otro.

Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora