Hipócrita

16.8K 1K 8
                                    

Capítulo 16

Rebecca

Cuatro días después...

—Adiós, que les vaya bien.

Despido a una pareja recogiendo los platos y las tazas de la mesa. Sonrío amable y es inevitable no borrar dicha sonrisa cuando se dan la vuelta para salir del local.

Suspiro y desganada llevo los trastes a la cocina para que sean lavados. La verdad mi humor había decaído bastante; mis mañanas ya no eran emocionantes, y no quiere decir que desprecie este empleo, claro que no, tengo años ayudando a mi tía en la cafetería, pero cuando encontré ese trabajo, tenia la ilusión de que cambiara de aires, que todo fuera un poco distinto a mi día a día.

Lo importante es evolucionar, cambiar para bien y no quédarte donde mismo. Salir de tu campo de confort.

El gusto me había durado poco, y me hubiese gustado que esto hubiera acabado de buena manera, pero no, terminé peleando a gritos con mi ex jefe que quería verme fuera de su empresa desde un principio.

—Arriba esos ánimos— dijo Madison, poniéndose frente la barra.—Llevas cuatro días así que ya no te reconozco.

—Estoy depre— dije con una mueca.

—¿La causa de estar "depre" tiene que ver por tu trabajo de asistente?— pregunta con los ojos entrecerrados.

Asentí y suspiré sonoramente.

—¿O tiene que ver con un singular rascacielos con traje de ojos azules y extremadamente atractivo?— baila las cejas y pongo los ojos en blanco.

—No me menciones a ese hombre. Si no fuera por él yo estaría trabajado en Art And Freedom todavía— gruñí con fastidio.

—Pero fuiste tú la que renunciaste— señala, frustrada.

—Sí, pero fue por su culpa, por todas sus groserías— me quejé.—No iba a soportar tal actitud.

—Tienes razón...¿Ahora que harás?

—Trabajar aquí— me encogí de hombros y salí detrás de la barra cuando miré a un grupo de amigas sentarse en una mesa.

—De verdad lo siento— dijo con pesar.

—Ya que— le quité importancia con la mano.—Mandaré otra solicitud muy pronto.

Me alejé de ella con rumbo a la mesa para atender a las personas recién ingresadas.

Lo bueno de haber tenido la cafetería llena, fue que mi mente se despejó y dejó de pensar tanto, no paré en todo el día yendo y trayendo comida, postres y bebidas, una tras otra sin parar.

Cuando por fin pude sentarme me dí el lujo de tomarme un vaso de limonada tranquilamente en la barra para hidratarme un poco y descansar. Los pies me dolían y agradecía que los zapatos del uniforme no tuvieran tacón.

—¡Rebe!

El grito de Madison casi hace que me caiga del banco para saludar al piso, volteo a verla y noto que me llama del pasillo de servicio.

Mi Corazón Es Tuyo (#1. Bilogía Amor Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora