9| El reencuentro

150 16 0
                                    

Elena

La única ventaja de que Christian sea el dueño del estudio es tener un horario flexible. No me acordaba de que se cierra a las diez, por eso acepté a la invitación de Caleb sin objeciones. Aun así, me quedé trastocada cuando él me preguntó a las ocho si quería que me llevara a mi casa para cambiarme de ropa o algo. Creo que me sentí más idiota que nunca. Le pedí que cambiáramos la hora para que pudiera cerrar el estudio, pero habló con Christian sin decirme nada. No puso ningún inconveniente. Aun así, salí de allí a regañadientes. No puedo dejar de trabajar así porque sí.

A las ocho y media, ya duchada, empiezo a ponerme nerviosa al no saber qué conjunto elegir. ¿Un vestido? ¿Unos vaqueros y una blusa? ¿Unos pantalones y una camiseta? Suspiro. Tengo que relajarme. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Solo es una quedada de amigos.

Pero no lo ves como un amigo, ¿no?

A veces me gustaría poder apagar la vocecita de mi conciencia, pero, por desgracia, no se puede.

Me decido por el vestido azul. Es informal pero arreglado. Tiene las mangas cortas y el escote en uve, ni muy bajo ni muy alto. Acabo dejándome el pelo suelto y haciéndome unas ondas naturales muy sutiles. Por último, me echo un poco de maquillaje y rímel. Todo muy natural.

Miro la hora: son las nueve menos diez. Noto un tirón en el estómago cuando escucho unos toques en la puerta. ¡¿Ya está aquí?! Me resulta extraño porque no me ha avisado de que venía, pero decido ignorarlo. Con el corazón en un puño, abro la puerta sin preguntar quién es. Mal hecho, supongo.

La figura de Logan aparece justo delante de mí. Sus ojos marrones, desprovistos de brillo, no pueden ser más diferentes a los de Caleb.

—Elena —dice, como si no se creyera que le haya abierto la puerta. Yo me quedo congelada.

No digo nada, simplemente vuelvo a cerrar la puerta, pero Logan me lo impide.

—Logan, vete de aquí —le pido con la puerta medio cerrada.

—Solo quiero hablar contigo.

—Pues yo no. Vete.

—¿Tu nuevo novio no te deja relacionarte con los demás? Y decías que yo...

—Logan —lo interrumpo—. ¿Qué es lo que quieres?

Él suspira.

—Todos cometemos errores en la vida, Elena. Sé que todavía sientes algo por mí. Solo hace un mes que me dejaste. No has podido olvidarme. Y yo... Yo te sigo queriendo —dice con voz lastimera.

Trago saliva.

—Si me hubieras querido no habrías hecho nada de lo que hiciste, Logan.

—Todos cometemos errores —repite.

—¡Pero no siempre los mismos! —estallo. Él se sobresalta al escucharme gritar. Cuando me calmo, vuelvo a hablar—. Vete de aquí, Logan.

Solo ahora parece darse cuenta de que voy a salir. Me mira de arriba abajo.

—¿Has quedado con él? ¿Es eso?

—Logan, te importa una mierda lo que haga con mi vida.

—¡No es verdad! ¡Tú me importas, Elena!

—Logan...

—Te has puesto ese vestido porque te recuerda a mí, ¿verdad? —Me quedo callada. No me acordaba de eso, pero ahora que lo dice... Este vestido fue el que llevé cuando me presentó a sus padres. Después de eso, acabamos haciéndolo en su residencia. Solo con recordarlo siento la bilis en la garganta—. Lo pasamos bien juntos, Elena...

Amor a media vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora