28| En familia

87 6 0
                                    

Caleb

Creía que el sentimiento de malestar no podría ir a más después de haber visto a Elena en nuestra suite, pero me equivocaba. Estamos todos sentados alrededor de una mesa redonda, y Christian no ha tenido mejor idea que sentarme a la derecha de Roxie. A mi izquierda, Kate. Justo enfrente tengo a Elena, rodeada por Ben y Alex. El sitio restante es para nuestro mánager, entre Roxie y Alex.

Me alegro de que estemos en la terraza del restaurante, a seis pisos de altura, porque está todo rodeado de reporteros. Si me concentro, creo que puedo escuchar sus flashes desde aquí.

—Me alegro de que por fin todos hayamos podido reunirnos —dice Christian—. Hacía tiempo que no teníamos una cena como esta, ¿verdad, chicos? —nos pregunta.

—Verdad —responde Alex.

—Ahora tenemos nuevas integrantes, como Elena y Roxie. Espero que os sintáis como en casa —les dice.

Ambas sonríen. La sonrisa de Elena es algo más tímida que la de Roxie.

—El primer concierto será dentro de dos días. Espero que estéis preparados. No podemos decepcionar a vuestras fans —dice Christian de nuevo.

—Espero hacerlo bien —dice Roxie—. Estoy un poco nerviosa.

Christian se ríe.

—No te preocupes, querida. Tendrás la suerte de estar junto a Caleb. Si te pierdes, estoy seguro de que él te guiará —dice mirándome. Yo no respondo. Permanezco quieto y callado—. Quizás pronto reconsideres mi sugerencia.

Veo a Elena fruncir el ceño. Por supuesto, ella no sabe nada de que Christian está empeñado en que escriba una canción. Lo que él no sabe es que quizá tenga un estribillo sin cuerpo, pero eso no pienso decírselo.

—Tu sugerencia sigue sin estar entre mi lista de prioridades —respondo más borde de lo que me habría gustado.

—No pasa nada —interviene Roxie—. Ya vamos a usar una de mis canciones, ¿no? ¿Por qué iba a componer Caleb otra?

Frunzo el ceño.

—¿Cómo sabes tú eso? —le pregunto, mirando alternativamente a Christian y a ella.

—Yo se lo dije —dice Christian—. Ya que no querías componer una, le pedí que usarais una de las suyas.

Yo me quedo mirando a nuestro mánager, sin fiarme tan siquiera un poco. ¿Cuántas cosas más le habrá contado sobre mí (o sobre nosotros)?

Lo dejo pasar porque no tengo ganas de discutir aquí mismo. Suficiente tengo ya con esta maldita cena. Miro hacia otro lado, justo cuando traen los platos de comida. Por suerte, eso nos deja con unos minutos de silencio, aunque incómodo.

—¿Estás preparada para el concierto, Elena? —pregunta Christian.

Ella lo mira con los ojos muy abiertos, como si le sorprendiese el hecho de que Christian le estuviera hablando a ella.

—¿Estás seguro de que sigues queriendo que yo sea la ingeniera de sonido del concierto? Puedes arrepentirte en cualquier momento —asegura Elena.

A veces me dan ganas de arrancarle esa inseguridad.

—¿A qué has venido entonces? —pregunta Christian con ironía—. Prepararás todo para el concierto y te quedarás en primera fila, por si necesitamos que vuelvas en cualquier momento.

—¿En primera fila? —pregunta, más sorprendida todavía.

—Tengo entendido que no has escuchado nada del grupo. Quizá te gusten más de lo que crees.

Amor a media vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora