ANDREA
Cerré el libro llevándome la mano a la boca para bostezar.
¿Qué hora sería ya?
Miré el móvil abriendo mucho los ojos al darme cuenta de lo tarde que era.
Mi intención no había sido quedarme hasta tan tarde leyendo, pero el libro me tenía realmente intrigada.
Estiré la almohada, apagué la luz y me dispuse a dormir justo cuando mi móvil comenzó a sonar.
-¿Pero qué diablos? ¿Daniel?
-Hola, Andy... -Oí una risilla por lo bajo como si estuviera nervioso. - Siento llamarte a estas horas, pero me apetecía hablar contigo un rato...
-¿Estás borracho?
-¿Yo? Para nada. -Dijo confirmando mis sospechas.
-Sí, sí que lo estás. ¿Por qué no vienes a mi casa?
-Tus padres me matarían.
-Mis padres no están, Dan. -Dije a pesar de era mentira. -Te espero en la entrada de mi casa.
Colgué antes de coger un abrigo y ponérmelo para dirigirme a la entrada.
Si le decía que mis padres estaban en casa no vendría por nada del mundo, y como que él no estaba para volver a la suya en ese estado tampoco.
Cinco minutos fueron los que tardó Daniel en aparecer por la esquina de la calle tambaleándose.
-Por Dios, Dan...
-¡Hola!
-Shh... Baja la voz, Daniel.
-¿Por qué? ¿No dijiste que tus padres no estaban?
-Sí, sí que están, así que baja la voz. - Lo ayudé a subir las escaleras que conducían a la segunda planta para sentarlo en la cama de mi habitación.
Acto seguido, cerré la puerta antes de que le diera por gritar a los cuatro vientos.
-¿Por qué me engañaste?
-No iba a dejarte en la calle solo y menos borracho.
-Tampoco bebí tanto, Andy.
-¿Por qué bebiste? -Pregunté mientras que le quitaba los zapatos y los calcetines.
-Gael me llevó a un local donde habían mujeres por todos lados. Creo que eran strippers o algo así... -Abrí los ojos sorprendida. -Luego me fui porque no quería saber nada de ese mundo y llegué hasta un bar donde me bebí unas cuantas cervezas...
-¿Cuantas fueron?
-Ni idea, después de la cuarta perdí la cuenta. -Negué echándome la mano a la cabeza mientras lo miraba mal.
-No puedes hacer eso. Está mal.
-Necesitaba beber algo. El idiota de mi amigo no hace nada más que estupideces.
-Sí, en eso estoy de acuerdo contigo. -Sonrió de lado sin quitarme la mirada de encima. -Bueno... ¿Piensas dormir o qué?
-¿En dónde voy a dormir?
-Pues en la cama.
-¿Y tú?
-Iré al sofá, Daniel.
-¿Por qué? Yo quiero que duermas conmigo. -Dijo haciendo un adorable puchero de esos que hacía cuando éramos pequeños. -Porfa...
-No creo que sea buena idea...
-¿Por qué no? No te haré nada, tranquila.
-No es eso, Dan...
-Venga, Andy... -Se movió hacia un lado haciéndome un hueco sobre el colchón. -Aquí cabemos los dos.
-Está bien, está bien... -Resignada, me acosté a su lado antes de apagar la luz de la lamparita de la mesa de noche. - Buenas noches.
-Buenas noches.
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Familia. {NDN#2}
Storie breviSí leíste el libro de "Nunca Dije Nada", esta es la historia que te gustaría seguir leyendo. ¿Quieres seguir averiguando sobre la vida de nuestros queridos amigos? Pues esta es la historia indicada. Te sorprenderán los cambios que hay en la vida de...