Ona.
Hice un sonoro quejido de cansancio mientras me movía un poco en la cama más cómoda que había dormido en mi vida (a parte de la mía, claro).
Abrí mis ojos un poco logrando ver algo de la habitación, estaba oscura porque las persianas estaban bajadas pero podía ver perfectamente una mesa, una puerta y un armario. Giré un poco más mi cabeza viendo la mesita de noche que estaba al lado mío y enseguida recordé como había llegado hasta allí.
Cerré de nuevo los ojos abrazando a la almohada blanca y poniendo una pierna encima e intenté volver a dormirme pero diez minutos después escuché la puerta de la habitación abrirse y me giré para ver quien entraba.
—Arriba bella durmiente que ya son las dos de la tarde —escuché la voz de Pedri y volví a cerrar los ojos haciéndome la dormida—. Te he visto y sé que estás despierta, Ona —soltó una carcajada.
—Tengo muchísimo sueño —me quejé.
—Normal, tanto mover el culo en la discoteca cansa ¿no?
—No sabes cuanto —volví a murmurar contra la almohada.
El punto de cómo llegue a dormir en la habitación de Pedri es un tanto extraño. Decidimos irnos de la discoteca sobre las seis de la mañana, les propuse a mis amigas ir a ver el amanecer ya que estábamos cerca de un sitio que se podía ver y faltaba poco pero me dijeron que no y que estaban reventadas. Ellas dos se fueron en el coche de Selena a sus casas y entonces yo me quedé un poco más en la discoteca. Un pequeño problema que olvide era que no tenía como volver ya que habíamos venido con el coche de Selena y supongo que ellas tampoco lo habrían pensado. Entonces Pedri me ofreció dormir en su casa, y ya está, tampoco pasó algo de otro mundo.
—¿Dónde has dormido tú? —abrí mis ojos para mirarle. Pedri estaba buscando algo en el armario.
—En el sofá —contestó—, es cómodo además.
—Tu cama si que es cómoda, he dormido como una reina.
—Pues la próxima vez me dejas que duerma contigo —me dijo aún rebuscando entre los cajones.
—Haberlo hecho, yo no me hubiese negado a nada —vi como se dibujaba una sonrisa en su cara—. ¿Qué estás buscando? —me senté en la cama sin dejar de mirarle.
—Ropa. Todavía tengo que acabar mi maleta, que me voy mañana a Estados Unidos.
—Todo a última hora ¿no? —ambos reímos—. Venga, voy a ser buena amiga y voy a ayudarte, pero antes voy a lavarme esta cara de dormida que tengo.
—Estás monisima —me dijo girándose para mirarme.
—Estoy muertisima —le corregí levantándome—. ¿Hay alguien en tu casa?
—Mi hermano se acaba de ir a trabajar...
—Mejor —le interrumpí picándole.
—Anda vete al baño que si que es verdad que tienes cara de muerta.
—¡Oye! —me quejé.
—Es broma niña pero alguna legaña tendrás que tener ¿no?
Le ignore y salí de la habitación para entrar al baño más cercano. Era bastante amplio y tenía un espejo grande en el cual me miré. Tenía la cara de dormida que ya me esperaba, como era obvio, la noche anterior no me había desmaquillado bien porque Pedri no tenía desmaquillante en su casa así que me tuve que conformar con agua y jabón y todavía me quedaban restos del rimmel. Llevaba un moño que se me había desecho de dormir y mi pijama era una camiseta y unos pantalones es que me había dejado Pedri. La camiseta era una normal pero los pantalones eran de un equipo de fútbol que no sabía cual era pero al leer el escudo lo averigüé, "Las Palmas".
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Demuéstrame amor | Pedri González
FanfictionOna Márquez y sus dos amigas deciden irse de viaje a Tenerife para celebrar que han terminado su segundo año de carrera. Durante ese viaje conecta con un futbolista que vive en su ciudad llamado Pedri González. Pero no todo sale tal como ellos desea...