42: Corazón estrangulado

13K 643 189
                                    

Ona.

—Ona, no me pongas más nerviosa de lo que ya estoy.

—Pero, ¿me puedes explicar todo? Necesito saber qué ha pasado.

—Te lo acabo de decir, tu hermano ha tenido un accidente y está grave en el hospital. Ona, vuelve a Barcelona esta tarde.

Iba a responderle pero sonó el pitido que indicaba que mi madre me acababa de colgar. Estaba casi paralizada mirando el móvil. Mis oídos no daban a crédito con lo que acababa de oír y un vacío inundó mi mente.

Recordé las palabras de mi madre hacía menos se un minuto "tu hermano está grave en el hospital".

Mis ojos no tardaron en aguarse. Había sido una noticia muy rápida que ni siquiera había visto venir. ¿Cómo lo iba a ver venir? Si hace un momento estaba hablando animadamente con mi suegra.

Pero yo ya sabía que mi familia no se andaba con rodeos. Sobretodo mi madre, era la persona más directa que he conocido en la vida y mucho más aún si está enfadada o nerviosa. A veces no sabía lo que significaba la palabra "delicadeza".

Así que volví a llamar a mi madre allí encerrada en el baño de la casa de Pedri en Tenerife. Me había metido allí al ver que mi madre me había llamado cinco veces.

—Ona, no puedo hablar ahora. Voy de camino al hospital en coche. Tu padre ya está allí y me ha dicho que vaya cuánto antes.

—¿Qué le ha pasado a Joel? ¿Cómo que ha tenido un accidente? ¿Está bien? —escuché un suspiro por parte de mi madre ante mis preguntas—. ¡Mamá! ¡¿Puedes contestarme de una vez, joder?!

En otras circunstancias me hubiese reñido al hablarle así de mal pero en ese momento simplemente me respondió.

—Según le han dicho los médicos a tu padre, ha tenido un accidente con su amigo en una moto. Aunque cuando se despierte nos lo podrá contar él.

—¿Cómo que cuando se despierte? Mamá, ¿está bien Joel? ¿Qué quieres decir con cuando se despierte?

—Me han dicho que está sedado. Ona, yo también estoy muy nerviosa pero tranquilízate y haz todo lo que puedas para volver a Barcelona esta tarde. Se que tenías el vuelo para el viernes pero cámbialo con tu dinero, ya te lo pagaremos papá y yo.

—Mamá, por favor no me dejes así.

—Ona, lo siento mucho por decírtelo así pero tú hermano nos necesita ahora —colgó y yo me senté en la taza del vater sujetándome la frente con una mano.

A los pocos segundos escuché como tocaban a la puerta del baño y me levanté enseguida de la taza del inodoro.

—Ocupado —dije mirándome al espejo limpiándome algunas lágrimas que habían caído por mi mejilla.

—Soy yo, Ona —escuché la voz de Pedri fuera—. ¿Puedo pasar?

—Ya voy a salir, tranquilo —intenté que mi voz sonara normal pero no lo conseguí mucho.

—Déjame entrar, porfa —volvió a insistir.

Sin pensar, abrí la puerta del baño y vi a mi novio ahí parado. En cuanto me vio su cara pasó a ser de preocupación y se acercó a mi.

—¿Ona? —cerró la puerta del baño en cuanto entró—. ¿Por qué estás llorando?

En un impulso sin pensar, mi cuerpo se aproximó al suyo y decidí abrazarle fuerte escondiendo mi cara en su pecho. Las lágrimas no dejaban de salir y todavía no había procesado la informacion que me acababa de dar mi madre.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora