26: Ahora te tengo a ti

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Ona.

—¿Dónde vas? No sabía que ibas a salir —me dijo mi madre en cuanto me vio entrar al salón vestida con un top azul claro y unos shorts blancos.

—He quedado con Selena y Judith otra vez —le dije sentándome en el sofá al lado de ella para ponerme las sandalias.

—¿Otra vez? Les ves todos los días últimamente.

—Son mis mejores amigas. Además, es verano, mamá —rodé los ojos con una sonrisa.

—Ya, si yo no te digo nada pero me parece raro que quedes con ellas siempre que sales de casa. ¿Seguro que son Selena y Judith?

—Claro, ¿quién va a ser sino?

—No sé, igual tienes algún novio por ahí...

—¿Qué dices mamá? —intente no ponerme nerviosa riéndome—. Es que Selena dentro de poco se va a su pueblo a pasar lo que queda de verano y entonces aprovechamos.

—Me alegro entonces. ¿Dónde vais hoy?

—Ah, pues hemos quedado para dar una vuelta por ahí —tragué saliva.

—Pues tu padre y yo también vamos a salir a pasear. A ver si nos vemos.

—Pues si, igual nos vemos —me levanté del sofá un poco incómoda.

Justo en ese momento sonó el timbre de mi casa y fui rápidamente hacia allí antes de que pudiera hacerlo mi madre. Descolgué el telefonillo ante la atenta mirada de mi madre desde el salón.

—¿Quién? —pregunté.

—Tu novio el más sexy y atractivo de todos —escuché la voz de Pedri al otro lado de la llamada y suspire intentando no reírme.

—Ah vale, ahora bajo Judith —dije fingiendo que era mi amiga.

—¿Como que Jud...? —no pude dejar acabar de hablar a Pedri porque le colgué cortándole.

Fui rápidamente hacia mi habitación casi corriendo y me colgué el pequeño bolso de Zadig en mi hombro. Me peine un poco mi pelo liso con mis manos y cogí todo lo necesario. Volví hacia la puerta y de nuevo escuché a mi madre hablar.

—¿No te pones el pintalabios que te compraste el otro día? Te quedaba muy bien.

—Si, quizá otro día mamá.

—Póntelo hoy cielo, que tus amigas no te lo han visto.

—No, no mejor otro día —abrí la puerta de mi casa.

—¿Por qué?

—Porque pega más para salir de fiesta —mentí—. Adiós mamá, te quiero que me están esperando.

—Y yo cariño, ya me contarás qué tal te va.

Salí de mi casa cerrando la puerta detrás de mí y solté un suspiro al llegar al ascensor. El pintalabios ese que me compré hace poco me lo podría haber puesto si hubiese quedado con mis amigas pero no era el caso, por lo tanto no quería que a Pedri se le quedaran todos los labios rosas.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora