EXTRA: Mía

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Ona.

—¡Pedri! —grité desde nuestra habitación bien fuerte.

—¿Qué pasa? —me dijo él desde la cocina.

—Ven, por favor.

Escuché unos pasos y yo seguía peleando con la cremallera del vestido negro que me iba a poner. Vi entrar a Pedri con Mía en sus brazos y me morí de ternura al verles. Ella estaba con la cabeza apoyada en su hombro y el chupete en su boca mientras que mi novio le movía un poco para calmarla porque minutos antes estaba llorando.

—¿Qué pasa mi amor? —me preguntó entrando.

—¿Me abrochas el vestido? Yo sola no puedo.

—Claro, sujétame a la niña —me dio a Mía en brazos.

Pedri se colocó detrás de mí y me apartó el pelo para subirme lentamente la cremallera.

—Me encanta como te queda este vestido.

—Gracias, solo me lo he puesto una vez. No creí que te acordarías.

—Me acuerdo de todo lo que tenga que ver contigo —me dio un beso en los labios—, y más de este vestido que te hace un cuerpo increíble. Es que me dan ganas de no ir a casa de Gavi y quedarme aquí dándote mimos —me volvió a besar en la boca pero un poco más intenso.

—Pues me temo que eso no va a pasar.

Dejé a mi bebé en la cama para empezar a quitarle la ropa y así cambiarla para irnos. Mientras buscaba algo mono para Mía en el armario de nuestra habitación, sentí las manos de Pedri por mi abdomen y sentí como pegaba su pelvis a mi culo poniéndome nerviosa.

—Vamos cariño, ¿no te apetece un rapidín? —me susurró besándome el cuello.

—Pedri por favor, nos tenemos que ir y tengo que vestir a la niña. Además amor, no quedan condones, hay que ir a comprar —le avisé con una sonrisa.

—Por eso no hay problema, hago la marcha atrás —me guiñó un ojo.

—Ni de coña Pedro González, te recuerdo que la última vez que lo hicimos sin protección fue en Milán hace dos años y me quedé embarazada.

—Pero a que no te arrepientes de haber tenido a esa preciosidad de bebé —señaló a Mía en la cama y yo fui hasta ella para vestirla con un vestidito de flores rosas.

—Es la mejor cosa que me ha pasado junto con conocerte a ti pero no pienso volver a hacerlo sin condon desde entonces.

—Algún día lo tendrás que hacer si queremos tener tres hijos más.

Rodé los ojos y el me dio un beso en la mejilla sonriendo. Luego salió de nuestra habitación.

Si, es lo que estáis pensando. Aquella vez que Pedri y yo viajamos a Milán cuando a penas teníamos meses de relación, aquella vez que hicimos el amor en el jacuzzi del hotel sin protección por olvido de ambos, fue la vez que me quedé embarazada de Mía. 

Flashback

—Ona por favor date prisa que quiero hablar contigo —me dijo Pedri desde fuera del baño.

—Salgo en nada —dije como pude y oí sus pasos fuera indicando que se alejaba.

Otra arcada salió de mi y vomité todo lo que había comido. No sabía lo que me pasaba pero hoy me había levantado fatal. Y no se lo había contado a Pedri porque acababa de llegar del entrenamiento de esta mañana.

Tiré de la cadena cuando me relajé un poco y me cepillé los dientes. Seguía teniendo náuseas y era una sensación horrible. Y un pensamiento rondaba en mi cabeza desde que me había despertado, pero no podía ser ¿no? Era imposible.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora