12: Es de las que te hace reír

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Pedri.

Miré asombrado como mi hermano se estaba comiendo el bocadillo que nos habían traído en el avión. Estaba flipando.

—¿Cómo te puede gustar el bocadillo? —le pregunté.

—Está bueno —se encogió de hombros dándole un último bocado.

—Pues comete el mío también porque para mí está asqueroso —hice una cara de asco.

—Ni siquiera lo has probado, tío.

—Ya, pero con el olor ya puedo asegurarte que no me va a gustar.

Mi hermano cogió mi bocadillo y lo abrió para empezar a comérselo. Desde pequeño nunca me había gustado la comida que te daban en los aviones, yo creo que es porque una vez vomité y desde entonces le he cogí algo de manía.

A nuestro vuelo de Tenerife a Barcelona le quedaba solo un cuarto de hora. Habíamos salido pronto de la isla para llegar pronto a Barcelona ya que esa misma tarde tenía el primer entrenamiento de pretemporada con mi equipo antes de la gira de Estados Unidos que era en dos semanas. Estaba muy emocionado, no lo voy a negar pero todavía faltaban dos semanas y teníamos que prepararnos con entrenamientos casi diarios.

Miré por la ventana del avión y vi algunas nubes pero también se veía tierra abajo. Me encantaba vivir en Barcelona, me había incorporado muy bien allí con mis compañeros y mi hermano pero a veces echaba de menos Tenerife. Como no, era el sitio donde siempre había vivido y era mi hogar. Pero Barcelona me daba grandes oportunidades y no me podía quejar.

El avión aterrizó y nosotros tuvimos que bajar los últimos porque estábamos en la zona VIP. Fer y yo recogimos nuestras maletas de mano de los cajones de arriba de los asientos y salimos del avión.

—Parece que aquí hace más calor que en Tenerife —dije en cuanto salimos.

—Es que creo que es así, aquí hay una ola de calor —me explicó Fer.

Esperamos a que un coche viniera a recogernos para llevarnos a nuestra casa, cuando el vehículo nuevo estaba en el aeropuerto entramos después de haberme hecho unas cuántas fotos con fans que estaban allí esperando y firmar algunos autógrafos. El coche nos llevó hasta nuestra casa de Barcelona y una vez allí dejé mi maleta en mi habitación prometiéndome que más tarde la iba a vaciar.

—Me duele muchísimo el cuello —dijo mi hermano mientras yo bajaba las escaleras para llegar a la cocina.

—¿Por?

—He dormido fatal en el avión —dijo y yo solté una carcajada—. ¿Hoy tienes entrenamiento?

—Si, bueno, más bien es como una charla de pretemporada pero supongo que haremos algo más. A las seis.

Fer asintió y yo salí de la cocina para irme al salón y sentarme en el sofá. Mi casa de Barcelona no tenía comparación con la de Tenerife. Esta era mucho más amplia pero no tenía jardín y la de Tenerife era más vieja y menos moderna.

Saqué mi móvil de mi bolsillo cuando ya estaba en el sofá y me metí en mis redes sociales para revisarlas. Lo primero que me salió fue una foto que había subido Ona. Me quedé un buen rato mirándola.

@ona.maarquez

maarquez

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Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora