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@ona.maarquez

maarquez

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•••

Pedri.

—¡No, no, no, no! —gritó Joel, el hermano pequeño de Ona en cuanto yo estaba a punto de meterle gol.

—¿Puedes dejar de gritar? —se quejó Ona, quien estaba sentada en el sofá detrás nuestra mirando su móvil.

—¡Me acaba de marcar otro gol! —volvió a gritar Joel mientras yo reía.

—Qué pena —ironizó mi novia mirando a su hermano—. ¿Ya se ha acabado la partida? Dime que si, porfavor.

—Faltan unos minutos pero teníamos pensado jugar otra —le respondió Joel—, quiero darle la revancha.

—Y una mierda —Ona le dijo ya cansada—. Pedri, porfavor hazme algo de caso —coloqué mis manos en señal de súplica.

—Una más, guapa —me acerqué a darle un beso en la mejilla y aprovechando que su hermano estaba despistado, me acerqué al oído de Ona—. Y te prometo que luego soy todo tuyo —le susurré.

Ona se estremeció porque no se lo esperaba y volví a darle un beso en la mejilla notando su sonrisa. Mientras Joel reanudaba de nuevo la partida, coloqué los pies descalzos de Ona en mi regazo mientras jugaba.

Acabamos la partida 2-1, esta vez Joel me había ganado a mi. Dejé mando de la play en la mesa.

—Bien jugado, chaval. Vas aprendiendo del maestro —bromeé haciéndole reír y chocando su mano.

—Igualmente, se nota que eres futbolista.

—Todos los futbolistas no somos buenos en el FIFA, yo les gano a casi todos mis compañeros de sobra.

—La diferencia es que tú estás viciado a la play y ellos no —Ona habló mirándonos.

—Puede ser —afirmé.

—Venga, ya te dejo con tu novio solita —Joel desconectó la play, le dio un golpe en la cabeza a su hermana y se fue del salón que era donde estábamos.

—Es increíble que le hagas más caso a él que a mí cuando vienes a mi casa.

—Deja de quejarte ya, nena —me reí sentándome con ella en el sofá y abrazándola—. Sabes que a ti no te cambio por nada.

Ona sonrió y se acercó a besarme. Yo correspondí el beso y ella se separó.

—Vamos a mi habitación, quiero enseñarte algo.

Demuéstrame amor | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora