𝓟𝓻𝓮𝓭𝓲𝓬𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 «𝑺𝒕𝒆𝒗𝒆 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝒏»

𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓼𝓮𝓲𝓼

𝓛𝓪 𝓑𝓪𝓽𝓪𝓵𝓵𝓪 𝓭𝓮 𝓢𝓽𝓪𝓻𝓬𝓸𝓾𝓻𝓽

Los que protegerían a Eleven salieron del centro comercial para subirse al vehículo de Nancy y llevarla a un lugar seguro; apenas se sentó en el automóvil, Amaris tuvo una visión.

— El auto no arrancará. — Les hizo saber.

— ¿Qué? — Jonathan se giró a verla.

— No estamos solos. — Agregó ella ahora.

Él sabía que no se equivocaba pero esperaba que sí, pero cuando su novia quiso encender el automóvil supo que no tendrían tanta suerte como esperaban. Todos empezaron a preguntarle a ella que pasaba o si sabían que tenía el carro pero ella solo se ponía más nerviosa.

Entonces Jonathan decidió bajarse para ver qué pasaba, siendo seguido por Nancy y Amaris, pero esta última giró su rostro a ver a la carretera oscura.

— Billy...— Susurró sin pensarlo.

Justo en ese instante un motor se oyó al igual que unas luces aparecieron en medio de la calle alertándolos. Amaris asustó a los niños al acercarse a la ventanilla para apurarlos en bajarse y hacer que volvieran dentro del centro comercial.

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Por su lado, Steve iba conduciendo el convertible con música de fondo pero los nervios lo volvían loco por dentro. No quería dejarla sola nuevamente a Amaris pero confiaba en que todo saldría bien, que ella estaría a salvo.

En el camino pensó varias veces en dar la vuelta y buscarla para llevarla a la fuerza, pero debía seguir el plan como lo trazaron. Además le había prometido cuidar de Dustin, Erica y Robin, y no rompería su palabra, no a ella.

— ¿Dónde queda ese lugar? — Repitió sintiéndose desesperado.

— Tranquilo, ya casi llegamos. — Le aseguró el niño de rizos.

— Suzie debe ser muy especial, ¿no? — No era Robin la que hablaba, sino sus nervios. — Armaste eso y lo trajiste hasta el medio de la nada para hablar con ella.

— Nadie es científicamente perfecto, pero ella es lo más cercano a la perfección que podría ser un humano. — Le explicó Dustin con una sonrisa. — Tal como Steve ve a Amaris.

— Me suena a invento. — Inquirió Erica al oír sobre Suzie. — ¿A ti no?

Steve la miró por el retrovisor pensando en si contestar o no.

— ¿Por qué dudas, Steve?

— No dudo. — Negó él a lo que le decía el menor. — Creo que suena real, absolutamente real. — Ni él se creía sus palabras.

— A la izquierda.

— No hay camino...

— ¡Gira ya!

Ante el grito de Dustin, él solo giró con prisa comenzando a subir una colina con bastante dificultad.

— No lo lograremos. — Dijo Robin desesperanzada.

— Sí lo haremos. — Contradijo Steve. — ¡Vamos belleza!

Pudieron subir un pequeño tramo más hasta que el automóvil se detuvo y dejó de avanzar de forma definitiva.

— "Belleza" tiene sus límites. — Se le burló la rubia. — Le diré a Amaris que la engañaste con un auto.

Steve simplemente rodó los ojos para bajarse al igual que el resto y seguir lo que faltaba a pie, esperando que el resto estuviera bien.