𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓓𝓲𝓮𝓬𝓲𝓼é𝓲𝓼

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𝓜𝓸𝓷𝓼𝓽𝓻𝓾𝓸

Amaris se dejó guiar al automóvil, ambos se subieron y colocaron los cinturones de seguridad; entonces Steve comenzó a conducir aquel camino que se le hacía sumamente conocido ya por haberla llevado algunas veces. Se mantuvieron en silencio todo el trayecto, pensando toda esa nueva información que se les había brindado a ambos, intentando creerlo también.

En un momento él le echó un rápido vistazo, viendo como jugaba con sus anillos en un gesto nervioso y ansioso, así que estiró su mano para tomar una, sintiendo como ella le daba un apretón en agradecimiento. No muchas veces la veía en ese estado. La primera vez que la vio en ese estado fue cuando habían llevado a los niños a un pequeño campamento y Dustin se había hecho un terrible corte en su pierna cosa que no dejaba de sangrar. Ese día sí la había visto nerviosa, y cuando se lo decían a la señora Henderson, distinguió que había empezado a hacer eso con sus anillos. Entonces anotó mentalmente que si ella lo hacía, necesitaba de apoyo.

Tal como en ese momento.

Aun se sorprendía lo mucho que avanzaron en su amistad en tan solo meses, y ambos agradecían estar con el otro.

Steve aparcó en la entrada del caminito en el bosque, ahí fue cuando Amaris se percató adonde habían llegado pero no por qué aun. De igual manera, ambos caminaron esquivando las trapas escondidas.

Al llegar, él llamó a la puerta como había visto a Amaris hacerlo en otras ocasiones, dejando ver a Hopper unos segundos después.

— ¿Qué hacen aquí? — Les preguntó este con sorpresa, pasando su vista de un preocupado Steve a una nerviosa Amaris.

— Tenemos...— El castaño buscó una palabra mejor pero no la encontró, así que solo dijo...— Un problema.

Hopper creyó que algo malo estaba por empezar a suceder de nuevo, así que no lo dudó dos veces y los dejó entrar.

— ¿Qué ocurre?

— Necesitamos a El. — Contestó Steve al ver que su amiga no decía nada, además había sido su idea ir allí.

— ¿Para qué? — Preguntó Hopper cruzándose de brazos.

— ¿Puedes llamarla? — Al ver que él no iba a hacer nada, Steve bufó. — ¡El! ¡Eleven, ven!

El hombre iba a quejarse rápidamente pero la aparición de la niña con el ceño fruncido por no entender que sucedía, no lo dejó. Ella se les acercó con cautela a los tres.

— ¿Steve?

— Necesitamos tu ayuda. — Él se giró a su amiga que seguía abrazándose a si misma. — Ella la necesita.

— ¿Qué tiene? — Preguntó Eleven mirando a todos los presentes.

— ¿Le hicieron daño? — Hopper se adelantó pensando lo peor.

— No, nada de eso, solo que...— El castaño se giró a la chica y se fue acercándose a ella. — Muéstrales.

— Tengo miedo. — Susurró en modo de respuesta.

— No le harás daño a nadie, confía en ti. — Musitó Steve con una sonrisa. — Como yo lo hago.

Amaris vio los ojos de él, no mentían, y eso le dio la seguridad suficiente para asentir y comenzar a caminar. Vio un vaso en la mesa, decidió intentar hacer lo mismo del cojín con ese objeto; por lo tanto cerró sus ojos mientras elevaba su mano derecha en dirección al vaso.

Hopper y Eleven no entendían a qué iba todo eso, incluso el mayor quiso quejarse pero Steve le hizo una señal de silencio en el momento que Amaris comenzaba a abrir despacio sus ojos en blanco.

𝓟𝓻𝓮𝓭𝓲𝓬𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 «𝑺𝒕𝒆𝒗𝒆 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝒏»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora