- Tim en imágenes-.
Dos meses y Betty no había recibido noticias de James, una parte de ella, le decía que tal vez James se había ido para siempre.
Quizás lo había hecho.
Sin embargo, su corazón y su mente volvían a él todo el tiempo, había adquirido la mala costumbre de pasar caminando frente a su casa, quería creer que un día lo vería allí, de pie en la puerta, con los brazos abiertos para ella.
A veces, en la noche, cerraba los ojos, y extendía su mano, le gustaba imaginar que James podría entrelazarla con la suya, tal y como lo había hecho antes.
Quería abrazarlo, como lo había hecho antes.
Betty había dejado de llamar, luego de intentarlo durante cuarenta y cinco días, aceptó que James no iba a responder, así que prefería conservarlo en su memoria, en un rincón de su mente, en sus pensamientos más profundos y soñadores.
¿Y si James no volvía?
Claro que se había hecho esa pregunta, de hecho, esa era la mayor posibilidad, que James no volviera, y se culpó a sí misma una y otra vez, en la mañana cuando despertaba, a veces en la tarde cuando volvía de andar en bicicleta, a veces en medio de una conversación con Allison, pero más en la noche.
Se odiaba a sí misma, debió ser valiente, se dijo, debió lanzarse ¿por qué había tenido miedo? El amor, a pesar de tener las mejores intenciones, siempre lastimaba, era algo inevitable.
Debió ser valiente, se decía eso a sí misma todo el tiempo.
Escuchó a Lilly llamarla, así que dejó su habitación para ir hasta la cocina.- ¿Qué pasa? ¿Necesitas ayuda? - preguntó viendo a Lilly tirada en el sofá.
Lilly estaba viendo la televisión, sin desviar la mirada hacia Betty respondió - Yo pensé que tal vez podríamos ver películas.
Betty simplemente no tenía ganas de hacerlo, desde hace mucho tiempo, en realidad, dos meses, que pasaba el tiempo en su habitación, casi todo el tiempo, a veces, muy pocas veces Allison venía, y adquirió la costumbre de andar sola en bicicleta por muchas horas.
Estar sola era algo extraño, pero sentía que en silencio había tranquilidad y que sus pensamientos y su corazón podían encontrar calma.- Tal vez más tarde - respondió encogiéndose de hombros.
Lilly desvío su vista del televisor y frunció el ceño - Okay, ya tuve suficiente de esto.
- ¿De qué? - preguntó Betty extrañada.
Lilly se enderezó - De todo esto, llevas meses encerrada en tu habitación, ya no sales, no cantas, no cuidas tus flores, no te ves feliz ¿qué está mal?
- Solo me gusta estar sola - respondió.
Lilly se levantó - Esa es la mayor mentira del mundo, la Betty es cariñosa, alegre, es - hizo una pausa - Es el sol de esta familia - se le entre cortó la voz - Dime ¿quieres hablar de eso?
Betty sentía que aunque quisiera hablar, sería difícil de entender, hablar no era suficiente, no solucionaría nada, traer de vuelta a James, lo haría.
Pero quizás, de verdad necesitaba hablar, iba a sentarse en el sofá con Lilly cuando el timbre sonó interrumpiéndola.
Su corazón latió con fuerza, todo su cuerpo se endureció, realmente no podía moverse ¿podría ser? ¿Sería James?
Apenas su cuerpo reaccionó, se lanzó corriendo a abrir la puerta, pero claro, ella tenía un portón de madera, debía llegar hasta allí.
Corrió lo más rápido que pude, su corazón latiendo desenfrenado en su pecho, sentía que la alegría la invadía.
Por fin, por fin, dos meses, sesenta días, por fin James había vuelto.
Pero todas sus ilusiones y esperanzas murieron en el momento en el que levantó la vista.- Oh - fue todo lo que dijo.
Allí estaba, de pie, fue como un balde de agua fría, la persona que su mente se obligó a borrar, sintió una punzada de dolor en el corazón.
Se veía un poco diferente, pero era él, su antiguo mejor amigo, la persona que rompió su corazón en tantos pedazos que Betty juró que se había convertido en polvo de estrellas.
Allí de pie, detrás de su portón de madera, estaba Tim.
Recorrió a Betty con la mirada, sus ojos grises casi celestes, sus pestañas prácticamente blancas al igual que su cabello, él eran tan rubio que a veces las personas preguntaban si era albino, su cabello estaba un poco descuidado, su mandíbula más apretaba, se veía más grande, habían pasado más de trescientos sesenta y cinco días, pero se sentía como si fuera un siglo, como si lo hubiera visto luego de toda una vida.- Hola - dijo arrastrando las últimas sílabas, su voz ronca produjo escalofríos en Betty, se sentía tan pequeña delante de la persona que la había destrozado.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó directamente, no quería verlo, no lo quería cerca.
Le dio una sonrisa triste - Creo que yo no era la persona que estabas esperando.
- Eso no es de tu importancia - respondió, cruzando los brazos, tomando distancia.
- Yo no sé que decir, apenas llegué supe que debía venir, en serio, necesitaba verte Elle - dijo, sus ojos parecían tan sinceros.
Elle, él era la única persona en el mundo que llamaba así a Elizabeth, a Betty.
Ella recorrió su rostro, sus facciones, claro que parecía sincero, este chico, esta persona, era el mayor mentiroso de la historia de la humanidad.- Aún no dijiste que estás haciendo aquí - dijo, se obligó a sí misma a ser dura con él, no había que creerle nada a alguien que le había mentido en la cara tantas veces.
- Vine para el cumpleaños de August, yo voy a quedarme todo el mes - respondió - Yo sé que no quieres verme, realmente no debería estar aquí, pero yo no puedo, te extrañé, aún lo hago.
Betty bajó la mirada - Si viniste aquí a mentir, voy a tener que pedirte que te vayas, que te mantengas alejado, no te quiero cerca de mí nunca más, lo sabes.
Tim cerró los ojos, los volvió a abrir y miró al cielo, luego volvió a mirar a Betty - Sé que no merezco ni siquiera que me hables, y está bien, soy la peor basura del mundo, pero yo te extraño, extraño a mi mejor amiga, como a nada en el mundo - dijo lanzándose hacia delante, abrazando a Betty.
Ella quedó atónita, sus ojos muy abiertos, sus cuerpo quedando de piedra.
¿Qué carajo?
Dijo en su mente, y eso que ella nunca, nunca maldecía.
Pero parecía que todo estaba destinado a salir mal, porque el momento justo en el que Tim la abrazó vio a James.
Caminando hacia su casa, deteniéndose justo frente a ellos.
Había elegido el peor momento del mundo para volver.
Alzó la mirada y vio la escena, Betty en brazos de otro chico, James no sabía quien era, tampoco quería saberlo.
Llevaba un ramo de girasoles en su mano derecha y lo dejó caer.
Sus ojos buscando la mirada de Betty, su ceño fruncido.
James negó con la cabeza, se dio la vuelta y se fue.
De nuevo, sin decir una sola palabra, él se fue.
Lo perdió de nuevo, había esperado tanto tiempo, dos meses, sesenta días y volvió a irse sin decir ni una sola palabra.
Lágrimas cayeron por el rostro de Betty, ahora lo sabía, el corazón de James era de cristal y ella lo dejó caer, por segunda vez.
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Cardigan
Teen FictionBetty, no haré suposiciones de por qué te cambiaste de aula, pero creo que es por mi culpa. Basado en la canciones Cardigan, Betty, August, Illicit Affairs de Taylor Swift