Capítulo 31

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Chifuyu está a punto de quedarse dormido en la diminuta jaula en la que está encerrado cuando la puerta se vuelve a abrir de golpe, las esperanzas del gatito mueren al ver otra vez a Kiyomasa entrando en la oscura habitación acompañado por alguien sumamente conocido para el híbrido.

Hanma Shuji es quien sonríe de forma divertida cuando se agacha frente a la jaula y lo observa fijamente, luego se dirige a la jaula de Takemichi y mete la mano para acariciar la cabeza de su mejor amigo, haciéndole bufar enojado.

—¡No lo toques! —Gruñe Chifuyu, enseñándole los colmillos, Hanma solo se ríe, entretenido, antes de sacar la mano de la jaula y apoyar su mejilla en la palma de su mano.

—¿Hmm? ¿Y qué vas a hacer para impedirlo? Siempre he querido tener una cosita dulce como mascota, creo que este zorrito es perfecto para jugar, ¿tú qué opinas? —Pregunta Hanma en un tono tranquilo, algo que no concuerda con su mirada fría o su postura nada relajada.

Chifuyu gruñe furioso, pero se mantiene en silencio porque tiene razón, no puede hacer nada, es solo un gatito encerrado en una jaula, su compañero inconsciente en otra jaula porque curó su herida de la cabeza.

Hanma inclina un poco más la cabeza y abre la jaula de Takemichi, sacando al inconsciente zorro de ella, tomándolo en brazos de forma en la cual hace que la cabeza del híbrido quede contra su hombro, las colas cayendo frente a su brazo.

—¡Suéltalo! No toques a Takemichi. —Solloza Chifuyu, limpiándose las lágrimas furioso, no quiere llorar, pero la frustración, el miedo y el hambre hacen difícil el poder controlarse. Hanma, al verlo llorar, solo se ríe y se pone en pie.

Chifuyu siente auténtico pavor al ver a Hanma desaparecer por las puertas con Takemichi seguido por un silencioso Kiyomasa, dejando solo al gatito y sin saber qué le pasará a su compañero. Abrazando sus rodillas, comienza a llorar, llamando a Baji-san continuamente, esperando a que aparezca para salvarlo.

El gatito se tumba en el suelo de la jaula y usa sus bracitos para contener el frío, sollozando hasta caer dormido por puro agotamiento, temiendo lo que le pueda ocurrir a su compañero inconsciente y en manos de uno de los malos.

—El jefe dijo que no tocásemos a los híbridos, ¿qué estás haciendo? —Pregunta Kiyomasa en cuanto salen del cuarto, mirando de reojo como Hanma aprieta un poco más el cuerpecito del zorro contra él.

Hanma se da la vuelta, y antes de que Kiyomasa pueda entender lo que ocurre, se encuentra en el suelo, escupiendo sangre y con un dolor sordo en la zona de su nariz y boca, jadeando por aire. Cuando Kiyomasa está por preguntar a qué ha venido eso, Hanma lo comienza a patear de forma repetida en el estómago.

—Te daré un consejo solo porque me has entretenido. —Hanma se inclina hacia el hombre semi inconsciente del suelo, sonriendo mientras apoya su mejilla contra el esponjoso cabello del híbrido. —Métete en tus asuntos y no preguntes.

Kiyomasa observa como Hanma se lleva al zorro jadeando al sentir un dolor punzante en su torso, sabiendo que debe tener alguna costilla rota además de la nariz y el labio superior. Enojado, se levanta del suelo y vuelve a entrar en el cuarto donde habían dejado las jaulas. Se asoma ante la jaula del gatito dormido y la alza, decidido a crear su propio plan.


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—No me fío de él, Mikey. —Es lo primero que dice Baji al escuchar el plan de Kisaki Tetta. Por las miradas de los demás, todos comparten su misma opinión. —No es de fiar si ya sabe quienes se lo han llevado, tiene a un tipo dentro y tiene tanta información.

—Es verdad, Mikey. Está claro que forma parte de esto. —Dice Draken al ver que Mikey no dice nada, solo observando a un Kisaki impasible mirando su móvil como si tuviera todo bajo control, cosa que parece ser cierta.

Mikey también sabe que lo que dicen sus amigos es cierto, pero es la única forma de llegar a su Takemitchy, de volverlo a tener con él. Además, sabe que Baji siente lo mismo, también quiere recuperar a Chifuyu.

—Lo que nos pide es una locura, ¿quién demonios secuestra a dos cachorros a cambio de su propia división y ser capitán en una pandilla junto con el anterior cabecilla de Valhalla como su sub capitán? —Murmura Mitsuya sin acabar de creerse lo que Kisaki ha pedido. —No confiamos en él, debería saber que en cuanto recuperemos a los cachorros estará muerto.

—Lo dudo, debe tener un plan bajo la manga para pedir eso y creer que vamos a cumplir en cuanto los recuperemos. —La voz de Mucho resuena, su mirada aburrida centrada en la actitud segura de la rata.

—Exacto, yo siempre tengo un plan b listo. —Murmura Kisaki desde el sillón viejo en el que se ha sentado. —No encontraréis a esos híbridos si yo no lo quiero, no hay ningún cabo suelto en mi meticuloso plan, no por nada llevo meses preparándolo.

El silencio reina entre los altos mandos de Toman, todos en diferentes grados de enfado ante las palabras de Kisaki. Mikey quiere golpearlo, quiere matarlo, quiere exigirle que diga donde tiene a su Mitchy, la única cosa que evita que sus impulsos le hagan perder la cabeza.

Un ruido en las escaleras del edificio abandonado llama la atención de todos, centrándose en la puerta que se abre de golpe ante un sangrante, herido y delirante Kiyomasa que sostiene la jaula de Chifuyu.

—¡Baji-san! —Grita Chifuyu en cuanto ve a su humano, y Baji corre hacia la jaula para sacar al gatito de ahí, abrazandolo con fuerza en cuanto lo hace, suspirando aliviado por primera vez en horas, cerciorándose de que no haya ninguna herida en el cuerpecito del gatito.

—Os he traído al gato, a cambio quiero venganza. —Gruñe Kiyomasa con una mano apretando su costado con dolor. —No aguanto más, prefiero ser una rata en Toman que aguantar un segundo más en la tiranía de Kisaki y Hanma.

Mikey ni si quiera escucha las palabras de la rata, su mirada perdida en la jaula vacía y rota, en cómo Chifuyu tiene sangre en la parte trasera de su ropita y cabello. El gatito aquí, pero sin pistas sobre su Takemitchy.

—¿Dónde está Mitchy? —Pregunta Mikey, su voz carente de alguna emoción, su mirada vacía centrándose en Kisaki de nuevo, quien retrocede asustado ante la visión de un Mikey perdido en sus impulsos oscuros.

—¡Lo tiene Hanma! Lo sacó de la jaula y dijo que siempre había querido tener una mascota. —Grita un asustado Kiyomasa, alejándose como puede de los altos cargos de Toman. —O-os he traído al gato a cambio de un trato. El zorro debe estar en la sala de juegos abandonada que era la sede de Valhalla, si me-

Las palabras de Kiyomasa se silencian al recibir un golpe de Baji en la garganta, cortando el aire en sus pulmones, luego se gira hacia Mikey y lo ve caminar en forma automática hacia el exterior.

No puede evitar estremecerse al recordar la última vez que fue testigo de esos impulsos oscuros, pero entiende el sentimiento de querer recuperar a su híbrido a toda costa.

No le gustaría ser Hanma en estos momentos.

El zorro de ojos azules |TOKYO REVENGERS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora