Capítulo 23

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Hace seis meses


Baji tiene una bolsa de plástico llena de pienso para gatos, algunos comederos y un poco de agua en una botella cuando entra en unos callejones donde suelen habitar los gatos callejeros, prepara los comederos y se agacha para esperar a los animales.

Algunos gatos callejeros van apareciendo cuando Baji observa una enormes orejas doradas tensas con un aro en una de ellas, sorprendido al darse cuenta de que no es un simple gato, sino un híbrido.

—Hey, gatito. —Murmura Baji para llamar la atención del híbrido, quien se asoma tras el contenedor de basura, sus ojos verdes enormes y fijos en el humano que le tiende una chocolatina. —Ven, toma esto. Es para ti.

Baji se mantiene en la misma posición durante unos minutos, viendo divertido como el híbrido se va a acercando a él lentamente, su cola en tensión y sus manitas agarrando de forma nerviosa su enorme sudadera.

Finalmente, Baji tiene al híbrido lo suficientemente cerca para ver lo pequeño que es mientras se come la chocolatina de forma rápida, como si temiera que se lo quitasen.

—¿Cómo te llamas? —Pregunta Baji, pero resopla cuando el gatito sale corriendo y se escapa entre los callejones, dejando atrás solo el envoltorio de la chocolatina.

Baji no tiene que esperar mucho para volver a ver al gatito, ya que solo dos días después lo vuelve a ver en el mismo callejón, mirando a Baji como si estuviera esperando que le diese otra chocolatina.

—Hey, ven aquí, tengo algo para ti. —Dice Baji sacando un bento comprado en un tienda de convivencia, una comida más completa que una chocolatina. —Mira, esto es para ti.

El gatito parece emocionado cuando corre hacia Baji y agarra el bento, sentándose en el suelo para comenzar a comerlo de forma rápida, sus mejillas parecidas a las de una ardilla por toda la comida que está metiéndose en la boca.

Baji observa al gatito divertido, su cabeza apoyada en una de sus manos, queriendo acariciar una de esas enormes orejas pero sin hacerlo para no molestar al híbrido.

—¿Cómo te llamas, gatito?

—Chifuyu. —Murmura el gato con la boca llena, mirando con desconfianza al humano. —¿Y tú?

—Baji Keisuke. —Baji dice junto a una sonrisa orgullosa, resoplando cuando el gatito lo observa con una mirada brillante, como si le pareciera increíble. —¿Por qué me miras así?

—Tienes colmillos como yo. —Murmura Chifuyu, gruñendo para mostrar sus dientes y que así sus colmillitos se vean mejor. Baji resopla y finalmente acaricia la cabeza del gatito. —Gracias por la comida.

—Me gusta alimentar gatos callejeros. —Dice Baji, riéndose por el puchero ofendido de Chifuyu, quien baja la cabeza, sigue comiendo su comida, pero de forma ofendida. —Oye, no te pongas así, era broma.

Chifuyu suelta un ruido que a Baji le recuerda a un gatito enfadado, pero no se aleja de las caricias del humano, por lo que ambos se quedan así hasta que Chifuyu termina su comida y se marcha de nuevo.

A lo largo de las semanas, Baji y Chifuyu se encuentran en el mismo callejón cada dos días, el humano siempre llevando comida y ropa para el pequeño híbrido, queriendo ganarse su confianza para poder llevarlo a casa con él y alejarlo de las calles.

Hasta que un día, Baji no aparece, y Chifuyu piensa lo peor, que le haya pasado algo o que se haya cansado de él como le pasó con sus anteriores humanos, sin embargo, sigue apareciendo en el callejón durante un par de días antes de darse por vencido.

Chifuyu se marcha a su escondite al lado del río, donde unos arbustos grandes y huecos le sirven como refugio ante el tiempo cada vez más frío de Tokio. Hasta que un día, el gatito conoce al mismo sol y se permite tener esperanza de nuevo.

Takemichi es quien le lleva de nuevo a Baji, quien parece feliz de verlo, abrazándolo y preocupándose por si ha estado comiendo, haciendo genuinamente feliz al gatito.

Tal vez, Chifuyu pueda permitirse tener esperanza de quedarse con Baji.

Y cuando la reunión termina y Baji aun lo mantiene en sus brazos, Chifuyu no puede evitar ronronear en los brazos de su humano, sonriendo mientras caminan hacia el que será su nuevo hogar mientras Kazutora juega con él.

—¡Adiós, Fuyu! —Exclama su nuevo amigo en los brazos de su propio humano, abrazando un peluche igual a él con un brazo y sacudiendo el otro en forma de despedida. Chifuyu hace lo mismo, riéndose cuando Takemichi golpea sin querer su propia cara con su mano.

Chifuyu se siente esperanzado por primera vez en mucho tiempo.

El zorro de ojos azules |TOKYO REVENGERS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora