Capítulo 4

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Shinichiro está intentando que sus hermanos no se abalancen sobre el pequeño híbrido, pareciendo emocionados por él, cosa que lo sorprende, pues nunca ha visto a Izana mostrando tanta emoción fuera de su pandilla. Y Emma, bueno, ella siempre se emociona por las cosas lindas, y Takemichi es una lindura.

Los tres jóvenes Sano están tan perdidos en sus gritos que no se dan cuenta de cómo el pequeño híbrido se ha escondido en la esquina del cuarto, tapándose las orejitas con sus manos, ojos cerrados con fuerza y arrodillado, haciéndose lo más pequeño posible para que nadie se percate de él. Por eso, todos se quedan de piedra cuando ven a Manjiro abrazando al pequeño híbrido y susurrándole cosas que lo tranquilicen.

—¿No habéis visto lo asustado que está? —Murmura Manjiro con su sonrisa de suficiencia, la que muestra cada vez que hace algo bien y sus hermanos no. —Viendo lo malos que sois con Takemitchy, debería quedármelo para mí.

—Bueno, no es un maldito objeto, idiota. —Izana rueda los ojos antes de inclinarse para mirar al pequeño híbrido que tiene unos enormes ojos azules y llorones, mirándolo con curiosidad y un poco miedo. —Me gustas.

—Lástima que sea mío. —Shinichiro ya ha visto esa mirada en su hermano antes, años atrás, cuando ocurrió lo de Haruchiyo, por lo que rápidamente se acerca, toma a Takemichi en brazos y aparta a Izana de esa mirada vacía, llevándolo hacia la mesa donde Emma ha observado sin decir nada.

Takemichi fija su mirada en la única chica y tímidamente levanta su manita y la saluda, sin esperar un grito emocionado, baja sus orejas y gruñe molesto. Luego, gira la cabeza y observa al Abuelo Sano, quien no parece ni escuchar ni participar en la conversación, leyendo su periódico y desayunando.

—Takemichi no es de nadie, no es un objeto, es un Sano. Hoy voy a ir a registrarlo y se quedará conmigo en la tienda. —Shinichiro deja al híbrido en la silla y rápidamente coloca un desayuno frente a él, viéndolo tener problemas para tomar los palillos. Observa de reojo como Manjiro vuelve a sonreír como siempre y sus hombros se destensan, aliviado.

Desayunan en silencio, todos mirando al pequeño híbrido que ha desistido de los palillos y está usando una cuchara que Izana le ha dado para que le sea más fácil. Emma ha estado tomando fotos del kitsune a cada momento.

—¿Entonces cuando nos vamos? —Pregunta Manjiro, su vista fija en Shinichiro.

—No vienes.

—Claro que sí.

—No, Manjiro, tú tienes clase.

—Voy a ir, es mío. —Murmura de nuevo, y Shinichiro decide dejarlo acompañarlos para dejar de pelear. Takemichi observa la interacción con pequeños gruñidos curiosos, pero sonríe cuando Shinichiro le envía una.

Tras el desayuno, Shinichiro observa como Manjiro toma a Takemichi en brazos, abrazándolo contra su pecho con fuerza, y sabe que esto es malo.

Que su hermano pequeño se haya obsesionado con el kitsune podría ser peligroso para el pequeño y para los demás.

El zorro de ojos azules |TOKYO REVENGERS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora