Todos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana.
Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos.
Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...
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Chris
¿Cómo es posible que nuestra conversación haya ido tan mal? Es la primera vez que me pasa esto, uno de los pasos para enamorar a alguien ha fallado.
«Calma, Chris.»
Ojalá pudiera calmarme y dejar de pensar cómo arreglarlo. Esto no entraba en mis planes.
Mi mente está intranquila y si tuviera piernas seguro que estaría dando vueltas por mi habitación. Tengo el Instagram de Sam abierto en mi ordenador y por más que miro su perfil, no logro encontrar nada de lo que poder hablar. Nada. Esta chica es la primera que me da un quebradero de cabeza.
Con la gran mayoría no he tenido problema en sacarles un tema de conversación, a veces ni tenía que investigar en sus perfiles. Siempre he conseguido algo para que comiencen a tener, aunque sea un poco de confianza conmigo y es que no existe nada mejor que hablar de intereses comunes, ¿no? Y más cuando conoces a alguien que le gusta lo mismo que a ti. Es un paso infalible. Pero, con Sam es como si no hubiese podido descifrarla, ha sido distinto.
Está bien, no pasa nada. Esto no es el fin del mundo aún. No pasa nada si dejo ese paso atrás, quizás Sam no es de esas chicas, quizás sea de otro estilo y debo encontrarlo. Por lo tanto, mi deber es pasar al siguiente paso:
Ser un héroe.
No se trata de ser un héroe de capa y antifaz, no. Existen muchas otras formas de ser un héroe para alguien: conseguir algo que le era imposible, defenderla de alguna humillación o salvarla de alguna situación. Entonces, una vez sea salvada, se dará cuenta de mi preocupación hacia ella, me mirará a los ojos y sabrá que querrá estar conmigo. Ahí es cuando empieza todo. A mi parecer es la mejor parte de la lista y ese contacto visual, primordial.
Sin embargo, todos esos pensamientos se van cuando a la mañana siguiente juro no recordar cuándo apagué el despertador y yo anoche no dormí pensando qué hacer. Abro los ojos justo en el momento en el que recuerdo que tengo que ir al instituto, pero desgraciadamente, tarde.
No desayuno apenas puesto que, de ser así, no llegaría al autobús. Corro calle abajo con la esperanza de encontrarlo allí, esperando a mi llegada. Pero siento decir que no es así, justo lo veo marcharse a lo lejos y es demasiado tarde como para correr detrás de él.
«Empezamos bien el día.»
No lo dudo y prosigo mi camino a pierna suelta dirección al Easton High. Y mientras voy caminando, me pregunto en numerosas ocasiones, cuándo rayos piensan comprarme un coche. Tengo el maldito carnet, ¿y para qué?
"Todo a su debido tiempo."
Esas palabras provenientes de mi progenitora retumban en mi cabeza y hacen que las imite en un tono burlón varias veces, especialmente hoy. Que alguien me diga si esta no es una buena razón para tener ya un maldito coche.
