Chris
—¿Para qué quería verme, señor Jones? —Miro su despacho con detenimiento. Tiene un montón de papeles diferentes distribuidos por todas partes, algunos grapados, metidos en carpetas medio salidos y otros simplemente sueltos—. No he hecho nada malo.
Se ríe.
—Yo no soy el que llama a los padres e impone castigos absurdos.
El señor Jones es el orientador del instituto. De hecho, entró nuevo este año. Es bastante joven, diría que tiene treinta y tantos. Y no es nada ordenado. Me pregunto qué haría Sam al entrar aquí. Él hace un gesto para que me siente frente a él. Su mesa es lo único que se interpone entre nosotros. Hay un ordenador entre todas sus cosas, además de la placa donde pone su nombre. Me ha hecho salir de clase solo para venir a verle, lo cual ha alertado a todos los presentes, que al parecer estaban muy interesados en lo que había hecho.
—¿Y entonces qué ocurre? —vuelvo a preguntar.
—Eres un alumno de último año, y como bien sabes, tienes que hacer papeleo. Pero no te he visto durante todo el curso, nunca has recurrido a mí como hacen todos. Eres uno de los pocos que a estas alturas no ha solicitado ninguna universidad. Sin embargo, tú destacas por tus notas altas. Por el momento, eres el segundo con mejores notas de todo tu curso. Y el tiempo se agota.
—Ya bueno... es que aún no lo tengo claro.
—¿No tienes claro a qué universidad ir?
—No, aún no tengo claro qué es lo que quiero hacer en el futuro. —Me reafirmo en la silla. No son muy cómodas, o quizás la situación no lo sea.
—Bueno, pero eso puedes pensarlo durante el transcurso. Lo mejor es tener opciones. Es posible que para cuando lo sepas, sea demasiado tarde.
—¿Y qué pasa si no quiero ir a la universidad? —He debido de sonar algo repentino, porque su expresión se ha paralizado—. No porque sea el segundo con mejores notas hace que quiera ir.
—Aunque no lo creas, te entiendo. Pero no está de más hacerlo por si acaso. Si decides no ir, no te preocupes, le darán la plaza al siguiente.
—Lo siento, yo no he pedido su ayuda. Es algo que decidiré yo mismo y sin presiones. Llevo tiempo dándole vueltas, pero no hay nada por lo que me imagine haciendo en el futuro. ¿Sabe? Hasta hace poco me planteé ser modelo. —Me echo a reír solo de pensarlo—. Me decía a mí mismo que sería un modelo famoso y haría sesiones de fotos para marcas de la élite. Era lo único que pensaba.
—Por cómo lo dices, parece que ya no está dentro de tus planes. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Básicamente, alguien me abrió los ojos y dejé de ser tan narcisista. No estoy diciendo que los modelos lo sean, pero sí que era en parte la razón por la que llegué a pensarlo. Ya no me apetece ser el centro de atención de nadie, ni estar en portadas de revistas.
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Enamorando a Sam
أدب المراهقينTodos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana. Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos. Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...