Chris
Sam ha incumplido el paso cuatro. De nuevo, otro de mis pasos ha fallado con ella, lo que me produce un constante dolor de cabeza preguntándome: ¿por qué no han funcionado?
Al menos los dos primeros los cumplió, aunque teniendo en cuenta que son los más básicos, no es un gran logro. Aún confío en que cuando ponga en marcha el siguiente paso y le diga que me gusta, ella comenzará a verme con otros ojos. El hecho de que Sam se esté haciendo de rogar se ha convertido en todo un reto para mí. Las chicas a las que normalmente elijo tienden a caer con el primer hola y pensé que Sam cayó por esa sonrisa que siempre me muestra. Por lo visto me he equivocado con ella.
Georgina no deja de hablar y no sé sobre qué exactamente, como tampoco sé dónde quiere llevarme a comer. Solo espero que no acabemos en uno de sus restaurantes de comida pija que cuesta como el doble o triple de mi paga. Mis padres no me dan mucho así que tengo que apañarme con ir a sitios de comida rápida.
Finalmente llegamos a una pizzería, al menos es asequible para mí. Nos sentamos en una mesa para dos, uno frente al otro.
—¿Cómo están tus amigos? —cuestiona mientras ojeamos la carta.
—Bien, como siempre —respondo con la vista sobre las letras que informan de los platos.
—Por lo que siempre me cuentas, parecen simpáticos. ¿Por qué no me los presentas un día?
—No sé, supongo que podría...
—¿Supones? ¿Acaso prefieres que no sepan quién soy?
—No, quiero decir, ya saben quién eres, es solo que nunca me ha parecido necesario. —Me centro en la sección de las pizzas arrugando el ceño al ver los precios, son algo más altos que una pizzería convencional—. Esto se va a llevar la mitad de mi paga de esta semana...
—No te preocupes por eso, pagaré algo más.
—Te lo devolveré.
—No tienes por qué —concluye sin dejar que diga una sola palabra más, me parece un buen gesto por su parte. Un silencio incómodo nos invade, aunque no es que a mí me preocupe, pero al parecer a ella sí, por lo que empieza a hablar—. Esta semana conocí a un chico, es nuevo en mi instituto y creo que le gusto.
—Enhorabuena... —digo aún decidiéndome por lo que voy a pedir y que no suponga demasiado.
—Oye, no te lo he dicho, pero estás muy guapo, aunque para mí siempre lo estás.
—Gracias, tú también...
—Chris, ¿qué diablos te pasa?
—Nada. —Levanto la cabeza por fin y dejo la carta a un lado—. ¿Te sorprende cómo soy fuera de la cama?
—Sé que no eres así, y sé que te pasa algo.
—No me pasa nada.
Hago una seña a la camarera para avisar de que queremos pedir. Una vez se acerca, me dedica una sonrisa que yo devuelvo de igual forma. Pedimos lo que queremos y ella lo apunta para luego marcharse.
ESTÁS LEYENDO
Enamorando a Sam
Novela JuvenilTodos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana. Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos. Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...