El calor en California no es como en Nueva York, el clima es muy diferente en general, pero me gusta vivir aquí. Hasta yo mismo me sorprendí de la rapidez con la que me adapté a la vida aquí y eso que no comencé de la mejor forma.
Aquella residencia estuvo bien hasta que los estudiantes comenzaron a venir e invadir los baños hasta dejarlos hechos un asco. En clase hice amigos nuevos, pero los que más destacan son Lukas, Dominic y Kaya, tres personas muy distintas a lo que era yo en el instituto. Congeniamos desde el primer día, poco a poco fuimos conociéndonos, íbamos a fiestas con más gente, pero al final terminábamos los cuatro charlando en algún rincón. Ellos vienen a verme al trabajo siempre que pueden, porque sí, encontré trabajo. Bueno, lo correcto sería decir que encontré un trabajo que pude compaginar bien con las clases entre los cuatro en los que estuve. Y a la cuarta, es en el que más estoy durando.
—Chris, ¡sirve cuatro botellines de cerveza! —pide Dominic acompañado de un golpe en la barra mientras se sientan los tres de siempre en sus respectivos taburetes frente a mí.
—¿Cuatro? —cuestiono levantando una ceja, creo saber contar y son tres.
Trabajar en un pub tiene sus pros y sus contras, lo mejor es que puedo tener compañía, y la mala, bueno, digamos que son las personas. He visto personas de todo tipo, unas mejores que otras, pero los peores son los que beben de más. Por lo general me suelen tocar los turnos del café de la tarde y el comienzo de la noche, pero los fines de semana me toca únicamente la noche y, en fin, dejémoslo en que no es mi trabajo soñado, pero lo soporto.
—Otra para ti —contesta Kaya con una sonrisa, colocándose su cabello azabache en un recogido sencillo.
—Sabéis que no tengo permitido beber mientras trabajo.
—Bueno, pero ninguno vamos a ir diciéndoselo a tu jefe —se une Lukas apoyando a los otros dos.
—Mañana empiezan tus vacaciones, tenemos que celebrarlo antes de que te vayas —justifica el chico de piel oscura, Dominic es muy testarudo a veces.
—Y no te veremos en un tiempo. —Kaya hace un puchero apoyando su cabeza sobre sus brazos los cuales reposan sobre la barra.
Los tres me suplican con la mirada, y tras mirar a ambos lados, observando las pocas personas que hay, comienzo a moverme y saco cuatro botellines de cerveza. Los tres festejan mi decisión y aceptan su botellín uno a uno hasta que brindamos.
—¡Por unas buenas vacaciones para Chris! —grita Lukas para después hacer chocar el cristal que resuena por el local y comenzar a beber.
—Ojalá las tuviera también. Te acompañaríamos Cole y yo.
Cole es el novio de Kaya, llevan dos años juntos y siempre me han recordado a cierta pareja que no dejaba de besuquearse frente a mi cara, los echo de menos. Ha pasado un año desde que decidí irme del lugar donde crecí, y aunque todos me visitaron para el 4 de julio, además de mi vuelta por Navidad, hace demasiado tiempo que no les veo y se les echa a todos de menos. De igual forma, solemos quedar para hablar todos juntos por llamada, jugamos a videojuegos entre otras cosas, pero siento que cada vez tendremos menos tiempo para hacerlo.
—¿Y nosotros qué? —se queja Dominic a lo que Lukas asiente.
—Bueno, que yo sepa todos pueden visitar Nueva York cuando quieran.
—No quiere que los acompañemos, Lukas, aceptémoslo.
Suelto una carcajada, me causan demasiada gracia y para ser sincero, me alegran los días más oscuros. Hoy no es que lo sea, puede que sea uno gris y la razón es sencilla, ellos lo saben.
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Enamorando a Sam
Teen FictionTodos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana. Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos. Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...