Chris
Hoy ha sido el día previo al baile de bienvenida del curso, así que podéis imaginaros la histeria por "la gran noche". Para algunos es un acontecimiento especial donde quizás tengan la mejor experiencia de sus vidas, otros piensan que ser el rey/reina del baile es lo más importante. Y para otros —donde me incluyo—, el baile es un simple acontecimiento más donde te luces con un elegante traje y te diviertes saboteando el ponche con alcohol.
La temática de este baile son los años veinte, ya sabéis, la época de los gánsteres, con sus típicos gorros, tirantes, corbata y muy trajeados. Las chicas por su parte llevaban vestidos cortos y al vuelo o con flecos, con cintas en el pelo, muchas plumas, el palo ese largo y delgado que usaban para fumar, y el popular baile del charlestón. Lo cierto es que me parece una temática interesante y hace unos días fui con los chicos a alquilar unos trajes. No dejamos de reír cuando David se puso un bigote falso, definitivamente no le queda nada bien.
Y aunque ya me gustaría a mí pasar la tarde charlando con la almohada, debo ir a la casa de Sam a continuar con el maldito trabajo. Ella me comentó que cuando las clases concluyesen, la esperase en la puerta para así irnos juntos.
Me despido de mis amigos quienes no dejan de lanzar besos al aire, a excepción de Chad que mantiene su cara amarga de siempre, mientras yo les muestro mi maravilloso dedo corazón. Ingenuos son de pensar que puedo llegar a tocar algo del cuerpo de Sam, ni siquiera un mechón de su melena. No es el mejor plan, pero debo admitir que tengo curiosidad de cómo será el ambiente en el que vive Sam. Por lo que cuenta, su madre es una mujer amable y buena que le enseña buenos modales, mientras que su padre destroza lo que podrían ser sus sueños como tener novio o asistir al baile.
—¡Chris! —La escucho pronunciar mi nombre a mi espalda, giro mi cuerpo para verla venir hacia mí—. ¿Estás preparado? —Asiento apretando los labios—. ¿Te importaría antes ir a un lugar? No tardaré.
—Claro que no —respondo de inmediato sujetando el asa de mi mochila sobre mi hombro.
—Bien, vamos. El coche nos espera allí —informa señalando un coche aparcado de color negro, es el que siempre la recoge. La sigo hasta subirnos en él por la parte trasera. Un señor vestido con ropa simple pero elegante se encuentra conduciendo. Diría que no es demasiado mayor, puede que sea su padre—. ¡Hola, Alan!
—Hola, Sam. ¿Qué tal el día?
—Normal. Mira, él es mi amigo Chris, vendrá a casa.
—¿De verdad? No sabe cuánto me alegro. Un placer conocerle.
—Lo mismo digo —respondo con una sonrisa cordial.
Una cosa tengo clara: él no es su padre. Lo que me genera numerosas cuestiones. ¿Quién es? ¿Un chófer? ¿Y por qué se alegra de que vaya a su casa? ¿Acaso no es normal llevar amistades a las casas? Aunque Sam no es que tenga muchos amigos precisamente, al menos en el Easton High.
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Enamorando a Sam
Roman pour AdolescentsTodos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana. Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos. Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...