Extra 1

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El pub no está muy lleno, no como en otras ocasiones, y eso puede que se deba a los días de fiesta que tendremos y muchos han vuelto a sus casas

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El pub no está muy lleno, no como en otras ocasiones, y eso puede que se deba a los días de fiesta que tendremos y muchos han vuelto a sus casas. Nosotros, en cambio, no podemos volver solo para un par de días, así que somos de los pocos que nos quedamos. El frío está llegando, los cafés están cada vez más solicitados junto con la diversidad de chocolates calientes con nubecitas encima que servimos. Son la nueva especialidad de la casa, por ello me tuve que aprender todos y cada uno de ellos. Aunque el ajetreo del verano y el buen tiempo han sido bastante beneficiosos para mi paga, esto también me da un respiro para poder hablar con mis amigos mientras nadie requiera de mis servicios. Dominic y su novio llevan aquí toda la tarde, se han puesto a jugar en la barra a un juego de mesa del que no entiendo absolutamente nada y, más tarde, Lukas ha entrado exigiendo un café cargado mientras se sentaba al lado de Dom, no sin antes echar un vistazo a la partida que estaban disputando.

—Adoro las tardes de frío en este pub, todo es tan relajante: café, calefacción, juegos de mesa, amigos y buena música —comienza a decir el último que ha llegado mientras le preparo su café.

—Yo también, y pensaba que el ambiente en verano era el mejor, pero definitivamente este lo supera —admito de espaldas a él, hasta que al fin termino con su comanda y se la sirvo sobre la barra.

—Buena jugada —escucho decir a Ron, que opina sobre la partida con su novio en lo que ajusta sus gafas sobre el puente de su nariz y de inmediato comienzan a recoger.

—¿Qué clase de juego dura tantas horas? —cuestiono con las manos sobre la barra.

—Uno de rol, es necesario estar por horas. Siempre os hemos animado a uniros, pero nunca queréis.

—¿Has visto mi horario? No tengo tantas horas —bromeo, a lo que Lukas asiente.

Los de la mesa del fondo, que también estaban jugando a uno de los juegos que tenemos en un armario, comienzan a marcharse tras dejar todo pagado. Así es que me pongo en marcha cogiendo un trapo y una bandeja para después acercarme a limpiar su mesa tras despedirme con una sonrisa que responden de igual forma. Cuando termino, me giro para volver a la barra, solo que allí ya no están solo tres de mis amigos.

—¡Chris! —exclama con esa sonrisa tan particular suya mientras me acerco a ella.

Sam lleva una falda de cuadros de tonos oscuros, un jersey de cuello alto blanco, medias tupidas y unas botas. Su cabello perfectamente ondulado está semirrecogido y decorado con una cinta marrón oscura que resalta sobre el color de su pelo. Además de ello, se ha pintado las pestañas resaltando más su mirada y todo porque de alguna manera ha descubierto el maquillaje.

—¡Mira! —vuelve a decir exaltada mientras eleva sus manos y me enseña la parte superior de éstas separando los dedos. No quiere que mire sus manos, sino sus uñas ahora pintadas; en ellas me fijo en las mariposas monarca que hay perfectamente dibujadas. Es la primera vez que accede a pintárselas.

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora