CAPÍTULO 9

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Chris

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Chris

Creo que me he convertido en piedra mediante un hechizo, porque no soy capaz de asimilarlo y reaccionar. No es solo que ella me haya rechazado, que también. Se trata del hecho de que yo no me he detenido como se supone que debería haber hecho. Quería besarla y tenía que haber parado, pero no lo hice. ¿Acaso Sam desprende un aura que hechiza a los chicos como yo?

Ella se ha levantado de la cama para observar mi mural de fotos, como si no hubiera pasado nada, dejándome aquí parado sin saber muy bien qué hacer conmigo mismo porque no me reconozco.

—¿Por qué solo apareces tú en las fotos? No aparecen tus padres o tus amigos, es lo que la gente suele hacer, ¿no? —cuestiona confusa, pero yo no puedo centrarme en lo que está diciendo—. ¿Chris? —Vuelve a centrarse en mí, pero me encuentro en la misma postura, sin dar crédito a nada—. ¿Estás bien?

—S-sí... Vamos a hacer el trabajo, se hace tarde —formulo con seriedad, obviando su pregunta anterior y levantándome de la cama para dirigirme al escritorio donde se encuentra mi viejo ordenador.

Es posible que esté un poco cabreado, solo un poco. No con ella, conmigo mismo. Quizás el no poder hacer lo que quiero con ella me hace sentir inútil. Y esto ha roto todos mis esquemas, ya no quedan más pasos. Es cierto que aún queda uno, pero si no se han cumplido la mayoría de los pasos no tiene sentido llevarlo a cabo pues ella no se ha enamorado y ni siquiera le gusto. Jamás pensé que enamorar a Sam sería una tarea tan complicada.

Continuamos con el trabajo desde el punto en el que lo dejamos, y me encuentro en el mismo plan que la última vez: serio, distante y en otro mundo. Debo asumir que me ha ganado, ella ha ganado este juego y no ha permitido que entre en sus pensamientos, lo admito. Chris Cooper ha perdido en su propio juego, nunca pensé que ocurriría, pero la vida cada vez nos sorprende más y más.

Bueno, supongo que debo tirar la toalla, olvidarme de ella, aunque para eso tengo que acabar con el puñetero trabajo de las malditas mariposas, así que, céntrate, Chris.

—La forma de cortejar de los machos es variable en las diferentes familias del orden, pero simplemente consiste en exhibiciones y en producir feromonas sexuales. Mediante el vuelo, los machos envuelven a las hembras con el olor de esas feromonas. Y después del apareamiento, los machos evitan que la hembra tenga otra cópula sellando con una secreción pegajosa su genitalia. —Todo eso ha salido de la boca de Sam y producido exclusivamente por su mente. Mi cara es un poema.

—¿Cómo sabes eso?

—Me gustan las mariposas —responde levantando los hombros—, solo resolví algunas preguntas que me hice hace tiempo.

—Bien... pues pondremos eso en características. —Tras escribirlo, continúo abriendo diapositivas y agregando unas cuantas cosas que informa internet.

—Las mariposas ponen sus huevos en una planta. Nacen como larvas, parecidas a los gusanos, llamadas orugas, y se alimentan de las hojas de esa planta. Cada especie de mariposa requiere unas especies de plantas para su alimentación, y la extinción de una planta puede arrastrar la extinción de una mariposa. Es horrible, ¿no crees?

Enamorando a SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora