Chris
Las clases han terminado por hoy. Un día más igual de aburrido que el anterior, pero qué puedo decir, la rutina convierte cualquier acción en un tostón. Mi única motivación para asistir al instituto es ver de nuevo esa melena naranja que se contonea con cada paso que da, con cada brisa que la mece. Adoro ir para ver esa sonrisa reluciente y contagiosa y los ojos más bonitos que he visto en mi vida.
Es curioso cómo ha cambiado todo en mí en tan poco tiempo, supongo que no podía engañarme a mí mismo. Al final, esa vocecilla que habita en mi interior iba a gritarme las veces que hicieran falta que estaba enamorado y yo no podía mirar hacia otro lado siempre. Admitir la verdad cuesta bastante, sobre todo después de decirle a todo el mundo que no volvería a creer en nada parecido, que todo eso al final es dolor disfrazado.
Porque el amor es dolor, duele cuando comienzas a sentirlo por alguien, duele el miedo a no ser correspondido, duele cuando no avanzas al intentarlo, duele el rechazo... No quería sentir eso de nuevo, y no entendía por qué todos se empeñaban en buscar esos sentimientos cuando eran tan dañinos.
Ahora lo sé.
Cuando la parte placentera es superior al dolor, te da igual lo mucho que te vaya a lastimar después, y va a merecer la pena cada segundo. Porque cada vez que dice mi nombre, esos nervios que hacen que tu apetito desaparezca se convierten en cosquilleos; cada vez que pienso en ella y me lamento por no tenerla a mi lado, se convierten en deseos y ganas de verla. Quizás vivía mejor sin sentir todo eso, no tenía preocupaciones y todo era más fácil mientras hacía lo que quisiera, pero sinceramente lo cambiaría mil veces por lo que siento ahora.
Estoy enamorado de Sam. Amo a Sam. Quiero a Sam.
Es un hecho que no puedo negar, ya no. Y me da igual lo mucho que se rían de mí ahora, admitiré con orgullo que quiero estar con ella todos los malditos segundos que la vida pueda darme. Aunque primero debería pensar qué hacer para que ella pueda llegar a sentir lo mismo por mí, que es una parte importante de todo esto.
Llevo pensando todo el día en la cita perfecta. Los detalles son lo más importante y debo asegurarme de que todo salga bien. No me voy a centrar en nada de lo que creía verdadero en mi lista, esta vez es diferente, debe ser diferente. Mi objetivo es que se sienta a gusto a mi lado, eso es quizás lo más importante, y después dejarle claro cuáles son mis intenciones con ella. Nunca antes me había preocupado tanto por algo, he hecho mil llamadas, organizado todo el dinero ahorrado que debo gastar para cada cosa y he hecho un horario elaborado con los momentos en los que aproximadamente deben ocurrir acontecimientos. Aun así, me da la sensación de que quizás hay cosas que sobran mientras que otras faltan, dando lugar al caos que hay en mi cabeza en estos momentos.
Me despido de mis amigos al salir de clase y vuelvo a casa sobre mi skate, el casco y mis auriculares con la primera canción que ha salido en mi playlist. Me alejo de los territorios del Easton High, yo solo, con mis pensamientos, con los que de verdad tengo que hablar. Necesito que me den respuestas a mis preguntas y debo decir que los trayectos de ida y vuelta a mi casa resultan ser los mejores para pensar.
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Enamorando a Sam
Подростковая литератураTodos en el instituto conocen a Chris Cooper, quien es famoso por dejar una estela de corazones rotos cada semana. Pocos saben quien es Sam, un enigma que deambula descalza por los pasillos. Para Chris, el amor se ha convertido en un juego, un clich...