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James despertó y se asustó cuando vio que su brazo estaba encima de un cuero femenino pero al ver lo pequeño que era ese cuerpo recordó con quien había dormido.

No quiso despertar a Esme y fue a bañarse. Siempre se bañaba en 10 minutos pero en ese momento algo lo hizo tardar más, no quería pero tenía días que no podía sacar todo el... deseo que le ocasionaba el estar con Esme y tras pensarlo un poco decidió masturbarse.

Cuando y estuvo listo salió y se quedó parado frente a la cama debatiendo si levantar a la chica o dejar que siguiera durmiendo, eran las 8 de la mañana, aún era temprano además que se habían dormido bastante tarde así que mejor salió de la habitación sin hacer ruido.

Fue a buscar un auto y lo encendió para ir a una florería. Busco en internet y encontró una a unos 15 minutos de su casa, cuando llegó pidió una docena de peonias y dejó pagadas algunas para que alguien de la casa fuera a buscarlas cada mañana. Cuando le entregaron el ramo se quedó pensando en lo que hacía, como era posible que estuviera comprando flores a diario para una chica que tenía poco conociendo solo para verla sonreír.

El teléfono empezó a sonar y cuando vio la pantalla hizo una mueca de disgusto.

—Que pasa?
—Así no se saluda a los amigos.
—Estas interrumpiendo mi mañana así que si.
—Solo quería decirte que la fiesta de Fox es el viernes, para que estés listo y hables con el.
—Cuando dejaré de hacer los encargos?
—Cuando vuelvas a ser el líder, así que deja de quejarte y haz tu trabajo.

James colgó. Odiaba con todo su ser a Fox, aunque laboralmente todo era Perfecto la presencia de él lo enfermaba y siempre evitaba a toda costa estar frente a él y sabía que era una venganza de Steve el hacerlo ir a la fiesta.

De nuevo el celular sonó pero al ver la pantalla no aparecía el nombre de alguien, era un numero desconocido. Se quedó viendo la pantalla hasta que dejo de sonar, él jamás le daba su numero a alguien y por obvias razones nadie del equipo compartía su numero. 

Subió a su auto y fue a un centro comercial, camino por todo el lugar hasta que vio un vestido que llamó mucho su atención y entró a comprarlo. Cuando llego a casa fue a la habitación pero Esme ya no estaba ahí, busco por toda la casa y comenzó a preocuparse. La desesperación llegó a él, pensaba que ella se había ido o que alguien se la había llevado. Los nervios se estaban intensificando hasta que fue a la puerta que daba al jardin y vio a lo lejos a un cuerpo acostado en el pasto sobre una cobija y la calma llegó.

Camino hasta allá con una enojarme caja blanca y encima de esta el ramo de flores y cuando llego se acosto junto a ella.

—Hola hermosa.
—Hola. Desperté y te habías ido.
—Fui a comprarte cosas.
—Que cosas?

James tomó el ramo y se lo entregó y Esme Se sentó y se emocionó para luego recostarse sobre el pecho de James.

—También te compré un vestido.
—Por que?
—Iremos a la fiesta de un distribuidor mio.– Puso su mano sobre la espalda de ella y empezó a dibujar círculos d e forma delicada.
—Creo que está no es un relacion normal.
—Te acabas de dar cuenta?
—O sea, me compras cosas, eres millonarios y más grande que yo.
—No entiendo.
—Y tú a cambio esperar cosas sexuales, eres mi sugar daddy.
—Cállate, no soy tan viejo.
—Nunca pensé que sería una de esas chicas, estar con viejos solo por dinero.– Esme no paraba de reír.
—Solo te llevo unos cuantos años.
—Unos cuantos? Estás más cerca de la edad de mi madre que de la mía.
—Por favor no me digas eso.– La angustia estaba en la cara de James.

Esme se rio más fuerte y se acercó a darle un beso en el cachete.

Los siguientes días fueron tranquilos, todas las mañanas desayunaban juntos y en las tardes salían a algún lugar que Esme quisiera conocer y en las noches dormían juntos. Esme ya se estaba acostumbrado a que cada noche James pusiera una pierna sobre ella, pensó que dormiría abrazado de ella pero lo que James hacía era que la abrazaba al principio y a la mañana siguiente el hombre amanecía boca arriba con una pierna sobre ella. Descubrió que la casa tenía un gimnasio y de vez en cuando espiaba a James haciendo ejercicio sin que se diera cuenta aunque eso pensaba ella porque James la había notado desde el primer día pero no se lo dijo, le gustaba que ella lo mirara. El día que vio como entrenaba sus brazos Esme tuvo sueños donde James envolvía su cuello con sus brazos.

Líderes -Bucky Barnes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora