Líderes -Bucky Barnes-

33.

Se bajaron del jet y un auto de color negro los estaba esperando, se subieron y James le entregó un antifaz a Esme.

—Póntelo.
—Es en serio? Ni siquiera se en donde estamos, aunque quisiera no podría decirle a alguien en donde estoy.– Renegó Esme.
—Esme, te tengo una maldita sorpresa y estás a punto de arruinarla.

Esme se lo puso y recordó aquella vez que salió con James y le cubrió sus ojos. Todo era diferente ahora, ellos estaban juntos como una pareja aunque no haya dicho literalmente "somos novios". Sintió algo dentro de ella, una punzada que desde que había comenzado a estar con James no la dejaba de molesta, aunque no quería aceptarlo sabía que se sentía culpable de estar con él, quería dejar el pasado de James atrás pero la palabra "asesino" llegaba a su mente cuando menos lo esperaba.

James no decía ninguna palabra, solo se escuchaba su pesada respiración, un poco acelerada. Esme no supo en qué momento se había quedado dormida, solo sintió como James la novia delicadamente para despertarla.

—Ya llegamos hermosa.

Esme quiso quitarse el antifaz pero James no la dejó y la ayudo a bajarse del auto. Caminaron unos minutos y luego se detuvieron, James le quito el antifaz y la luz del sol hizo que Esme cerrara sus ojos para volver a abrirlos. Cuando se acostumbro a la luz solar puso atención al ruido y vio a la gente caminando por todos lados, trataba de averiguar donde estaban y en eso James la giro y vio una fuente con un enorme obelisco y sabía perfectamente en donde se encontraba.

—La fuente de los cuatro ríos.

James tenía una enorme sonrisa en su cara mientras que Esme no podía creer en donde estaba. No sabía si reír o llorar.

—Italia, James me trajiste a Italia, me trajiste a la fuente de Bernini.– una gran sonrisa apareció en su rostro.
—Es el último lugar del libro en donde encuentran a un cardenal pero quise que fuera el primer lugar que viéramos porque me parece muy hermoso. Dijiste que querías conocer Italia por ese libro.

Esme se abalanzó hacia James y lo rodeó con sus brazos, sentía que su corazón se derretía ante el gran gesto mientras que James sentía un enorme gozo dentro de él, el saber que estaba cumpliendo un sueño de Esme lo hacía sentirse desnudó feliz, el hecho de que ella fuera feliz por él le daba demasiada satisfacción, no sabía en qué momento esa frágil mujer se había convertido en algo tan importante para el, nunca había comprendido el amor en su totalidad, en su cabeza había distintas formas de amor pero ahora de daba cuenta que el amor que tenía por Esme era el mejor de todos.

—Estoy sin palabras, de verdad no se que decirte, no se como agradecerte esto.
—Dime que estás feliz aquí, en este momento. Dime qué eres feliz estando aquí confío– Le suplico James.
—Soy feliz.

La mirada de James se iluminó y besó a Esme con mucho entusiasmo.

Visitaron cada lugar del libro de ángeles y demonios y Esme aún no podía creerlo, todo era tan hermoso, el haber visto esos lugares en una foto no era nada comparado a estar frente a ellos. Durante el recorrido James no soltó la mano de la chica en ningún momento, le daba miedo que si la soltaba ella se fuera lejos o que alguien se la arrebatara.

—El panteón es el más antiguo de todos los lugares y es el primero del libro aunque es el lugar equivocado.

A cada lugar que llegaban Esme le explicaba a James lo que había pasado en el libro lo cual lo tenía sorprendido de buena manera.

—Acomódate para tomarte una foto.
—Me has tomado muchas fotos pero yo no te he tomado ninguna a ti.
—Por que querría fotos de mi?– Le preguntó James.
—Yo si quiero fotos tuyas. Fotos de los dos juntos.

James detuvo a un hombre y le pidió que les tomara una foto. Fue hacía Esme y esta vez la tomó de la cintura para acercarla y ambos sonrieron. La polaroid salió de la cámara y James la guardo junto a las demás.

—Tienes hambre?
—Un poco.
—Te llévate a un lugar que visite hace tiempo ya, era muy bueno y espero que aún lo siga siendo.– James tomó su mano de nuevo.

Llegaron a un pequeño restaurante, no era el más elegante pero tenía cierto encanto que lo hacía lucir lindo. Al llegar el anfitrión les dio una mesa en un pequeño balcón que tenía vista a la fuente de Trevi, ordenaron y Esme se quedó anonada con la hermosa vista.

—Esto es perfecto, me siento como en una película.
—Así quiero que te sientas siempre preciosa.
—De verdad me quieres James?

La pregunta lo tomó por sorpresa, pensaba que ya había dejado muy en claro sus sentimientos.

—Esme has dejado una marca permanente en mi. Por primera vez deje ir todos mis fantasmas y temores.

El corazón de Esme se aceleró y quería decirle algo parecido a James, quería decirle que él era todo para ella pero las palabras no podía salir de su boca y la felicidad se transformó en tristeza.

La comida llegó y ambos comenzaron a comer. Esme sentía que la pasta era tan buena que podía causarle un orgasmo y por su parte James no podía dejar de verla disfrutar. Cuando tomó la copa de vino con sus delicados dedos y puso sus labios en ella, como sus ojos se cerraban al beber, como con su lengua se limpiaba los restos de salsa que quedaban en sus labios, se imaginaba esa lengua sobre su miembro y sintió como su pantalón le comenzó a apretar en la entre pierna.

Esme terminó de comer y mordió su labio de nerviosismo porque se había acabo el enorme plato de pasta y James quería que así mordiera su labio inferior, que lo mortífera tan fuera que lo hiciera sangrar. Ahora que Esme estaba con él sentía más libertad de mirarla fijamente, de analizar todo lo que hacía, no podía creer que incluso verla comer lo hiciera excitarse a tal grado que era capaz de tomarla en ese pequeño balcón sin importarle quien más estaba ahí.

—No tienes hambre?– Le pregunto Esme viendo como su plato aún tenía comida.
—Si, es solo que me distraje con la hermosa vista.

Para James ahora la única vista era Esme, era Esme hablando, era Esme comiendo, era Esme caminando, todo su mundo ahora era Esme y eso ahora lo comenzaba a asustar.

—No me dejes Esme, por favor.

La petición regresó a Esme a aquella vez que James estaba mal y le pidió lo mismo, en ese momento no pudo prometerle eso y Justo ahora tampoco estaba segura pero el verlo tan vulnerable frente a ella le hizo aceptar.

—No te dejara James, te lo prometo.

James se puso de pie para acercarse a ella y le plantó un beso en los labios pero esta vez lleno de pasión.

—Vamos a casa.

Para James ahora el estar con Esme era su definición de casa pero para Esme todavía no lo era.

Pasó mucho tiempo desde la última actualización pero aquí lo tienen espero que les guste y lo disfruten, a lo mejor se van a enojar porque Esme sigue confundida pero no olviden que ella está sin ay madre y eso es culpa de James y aunque ella haya aceptado estar con él aún tiene fantasmas que la atormentan, para James fue fácil enamorarse porque él ha sufrido y ahora paso a algo bueno pero Esme pasó de algo bueno a almo malo Y YA TENEMOS 17k LEIDASSSS Y GRACIAS POR SU APOYOOOOO DE VERDAD SMO VER QUÉ LES GUSTA Y SUS COMENTARIOS ❤️❤️❤️❤️