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Los hombres seguían viendo a Esme por la cámara que había en la habitación.
—Señor, llevó a la joven a una de las habitaciones principales?
—Sabes que esas habitaciones son para las otras mujeres y a todo esto, cuantos años tiene? 17? Eso de andar con niñas no es lo mío.
—Colson ya la investigó señor.
—Llámalo.
Rocket llamó a Colson y este entró al cuarto de control con un folder amarillo.
—Señor, aquí está el informe sobre la joven.
—Habla.
—Su nombre es Esme Wayne, vive con su madre Isabella Wayne, viuda, y tiene varias florerías, hija única, recién graduada de la universidad de Virgina.
—Esa niña es universitaria?
—Así es, tiene 25 años.
—No la quiero aquí, ni siquiera para equivocarse lo hacen bien, me traen a una niña, tú sabes Colson como me gustan las mujeres y está no sirve para mi.
—Puede operarla señor.–Dijo Rocket con una sonrisa.

El jefe volteo a ver a Rocket y por un segundo le llego a la cabeza la idea de meterle un balazo en la cabeza.

—Pagarle cirugías para que luego otro las disfrute? Ya aprendí esa lección.
—Entonces la llevó a su casa?– Preguntó Colson preocupado.
—Ay Colson, tu siempre queriendo ayudar a estas chicas, es por eso que eres mi mano derecha, ademas de tu eficacia me encanta ese lado tuyo, ese lado humano, a veces me ayuda recordar que tengo sentimientos pero en este caso no te sirvió, ya sabes que la única forma de irte de aquí es por un cambio o muerta.

El hombre se quedó pensando por unos segundo, debatía si matarla o cambiarla. Todo su equipo Yeni una adición por las mujeres altas, con curvas, grandes senos y con la cara más hermosa de todas, el cambiarla por otra chica lo miraba como algo imposible pero a la pensaba en que fue culpa de los estupidos de sus trabajadores que la trajeron por error y eso le remordía un poco la conciencia.

—para tu buena suerte Colson esta chica no saldrá muerta. Por ahora.




Esme no sabía si era de día o de noche, recuerdaba que eran como las 12 cuando un hombre la agarró y luego se quedó dormida, no sabía cuánto tiempo pasó desde ese momento hasta que despertó.

Había estando llorando, ella ya sabía donde estaba y que le había pasado, no podía dejar de pensar en eso, ella la chica que nunca pensó que sería tomada por alguno de ellos ahora se encontraba ahí, ya no vería a su madre, no iría más a su trabajo, los chicos con los que trabajaba y jamás estaría con Peter de nuevo.

La puerta se abrió de repente sacándo a Esme de sus pensamientos, haciendo que volteara a ver quien estaba ahí. Un hombre alto y fornido que vestía un traje negro con una camisa negra con puntos, zapatos negros y lentes de sol se quedó parado en la puerta observándola, se quito los lentes y unos ojos azules como el cielo   se asomaron.

—Hola Esme.– Dijo el hombre mientras se iba acercando a la cama.
—Quien eres?
—Eso no importa, lo que importa es lo qué pasó.
—Se lo qué pasó, me viste en la calle y te guste por eso me trajiste para que sea su pareja.– El hombre comenzó a reírte muy fuerte.
—No es por ofenderte pero tú eres muy...poco, para lo que estoy acostumbrado.

Esme agachó la cabeza y por un momento se sintió tonta, ella sabía muy bien como lucia y el pensar que un hombre poderoso con mil mujeres a su alrededor la escogería a ella fue algo muy estupido de su parte.

—Uno de mis hombres te trajo por error. Digamos que estuviste en el momento y lugar equivocado pero la buena noticia es que ya hice pagar al hombre que cometió ese error.
—Entonces me dejarás irme?— Pregunto esperanzada. 
—Claro, solo dime que ataúd te gustaría, por mi no hay problema.– Esme sintio como la poca esperanza que tenía se desvanecía.—Verás, solo hay dos formas de salir de esta casa y una de ellas es la muerte.

Líderes -Bucky Barnes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora