02.

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Taehyung

Los dos amigos juegan concentrados a los videojuegos. Aprietan los botones del mando de consola con furia y arrugo las cejas ya que parece que su amistad va a terminar por unos juegos infantiles. Sin embargo, los dejo, porque no soy quien para juzgar y cuando se trata de actividades así, yo también puedo llegar a ser muy competitivo.

Minho se levanta para ir al baño y me quedo a solas con su mejor amigo, que se acuesta sobre el respaldo del sofá y suspira. Lo miro con atención y siento un ligero cosquilleo en el vientre. Sus piernas se encuentran separadas y me sorprende lo mucho que se notan sus músculos en éstas a pesar de los pantalones holgados que usa.

Jungkook tiene un buen cuerpo y eso me ha llamado la atención desde que lo conocí. Es alto, de contextura delgada pero a su vez robusto. Su espalda es ancha y sus brazos igual, mientras que su cintura es tan pequeña que la llego a envidiar.

Es un físico bastante atractivo y sé que no debería pensar así de alguien que no sea mi esposo, pero me parece que cualquier persona con capacidad visual puede darse cuenta de la belleza corporal que se carga este chico. Un poco ardiente, quizás...

Un poco mucho.

Me abofeteo mentalmente debido a ese pensamiento intrusivo. Veo que sus ojos se posicionan encima mío y me siento algo cohibido debido a su mirada algo intimidante. Sus orbes oscuros me observan de cierta forma que me abruma pero tampoco me disgusta. Es algo raro y difícil de describir.

—¿Quieres tratar de jugar? —pregunta y niego muchas veces con la cabeza.

—Absolutamente no, para nada.

—¡Vamos! Es divertido —sonríe y pasa su lengua por su labio inferior, jugando con el piercing en éste.

—Soy demasiado malo. 

—Calla —me da el mando y empieza la partida—. Cada botón que aprietes es un ataque diferente.

Empiezo a apretar todos con desesperación y Jungkook empieza a carcajear, hasta que a su personaje le desciende la vida y me encuentro en una satisfactoria victoria. Sonrío y miro su rostro perplejo.

—¿Así?

—¡Dijiste que eras muy malo! —se queja y niego con la cabeza.

—Puede que te haya mentido.

—No es justo, creí que eras malo de verdad y me relajé. Otra vez.

Volvemos a jugar y Minho sale del baño. Se sienta a nuestro lado y come de un paquete de frituras. Jungkook cubre su rostro en frustración mientras me encargo de destruir a su personaje.

—No debiste hacer eso, Kook, gran error —dice mi esposo y veo al nombrado que luce muy enojado.

—¿Cómo puede ser que nos conozcamos hace años y nunca supe que eras muy bueno en esto?

—Es mi secreto —murmuro y me levanto— ¿Qué hora es?

—Las nueve.

—Oh —suspiro—. No pude hacer yoga hoy.

—Puedes hacer ahora, Tae —dice Minho y Jungkook frunce el ceño.

—¿Yoga? —pregunta.

—Sí, empecé a hacer Yoga —respondo y asiente.

Subo las escaleras y me adentro a nuestra habitación. Busco en el armario unos pantalones cómodos y un tanto ajustados debido a que si uso holgados se me hace muy incómodo. Me visto cómodo y vuelvo a ir a la sala. Coloco la alfombra para yoga color rosa en el suelo y me paro encima.

You belong with me. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora