15.

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—¡Agh!

Corro hasta llegar a un negocio cerrado y me apoyo en la pared para que el techo evite que la lluvia me caiga encima. Quito mi celular de mi bolsillo y el mismo se encuentra sin señal, no tardo en darme cuenta de que la ciudad no tiene luz.

Las calles se encuentran inhabitadas y casi inundadas. La tormenta se ha agravado y he salido del trabajo hace poco porque decidí quedarme en la escuela unas horas extra. Pero el destino debe estar en mi contra porque el auto lo está usando Minho y yo debo volver caminando.

Me quedo un rato esperando a que la lluvia se tranquilice, pero parece empeorar, por lo que comienzo a caminar y me abrazo a mí mismo debido al frío.

Un auto pasa por al lado mío y se detiene. Lo observo y la persona dentro baja la ventanilla. Agradezco a todos los dioses y a todo ser omnipotente cuando la sonrisa de Jungkook me sacude el corazón y me da la bienvenida a su vehículo.

Me subo de inmediato.

—Oh, vaya mierda —maldigo y lo miro.

—¿No se supone que sales más temprano? —dice.

—No, hoy decidí salir tarde. No leí el pronóstico.

—Pff, mala decisión —responde y asiento.

Desde que estuve en el hospital —dos semanas— que no hablamos y la atmósfera es extraña. De todas maneras, me siento seguro con su presencia y bastante cálido, a pesar de que las palabras que me dirige sean pocas.

—¿Te llevo a tu casa? —pregunta en cuanto comienza a manejar.

No estoy de humor y me vendría muy bien hablar con un amigo. Por lo tanto, no quiero ir a casa ya que sé que no hay nadie y no estoy en condiciones para estar solo porque no tardaré en arrancarme el cabello del estrés.

—Uh... —hago una mueca.

—A mi casa entonces.

—Me entiendes tan bien —suspiro y suelta una leve risa.

Su departamento no se encuentra tan lejos de la escuela y agradezco eso. Nos bajamos del auto y subimos el elevador en silencio, sin compartir ni un sonido. Nos adentramos a su hogar y el olor de éste me envuelve, generándome una sensación de bienestar. Huele a Jungkook, me gusta.

Me quita el abrigo y lo cuelga junto a la puerta. Va al baño y luego aparece con una toalla, la cual usa para secar mi cabello. Sonrío leve e imita el gesto, viéndose adorable. Pero pronto su expresión cambia y frunce el ceño.

—¿Qué te ha pasado? —dice y toca mi mejilla, lo cual hace que suelte un gemido de dolor. Aleja su mano.

El maquillaje debe haberse ido debido a la lluvia y empiezo a entrar en pánico. Sé que Jungkook no entenderá la situación.

—Nada, he tropezado —susurro.

—Taehyung ¿Crees que no te conozco? —espeta y su voz suena firme, grave y aquello me revuelve el estómago.

—Yo... estoy siendo sincero. Ha pasado eso, sabes que soy torpe.

—Taehyung —se acerca y me mira directo a los ojos. Trago saliva.

—Creo que quiero irme a ca-

—No —interrumpe y toma mi mano— ¿Quién te hizo eso?

—Nadie, detente.

—Taehyung.

—¡Basta, Jungkook! —me alejo de él y niega con la cabeza. Chasquea la lengua y toma una servilleta. La moja en agua y lo miro, curioso. Pronto la empieza a frotar contra mi cuello, siendo rudo y me quejo— ¡Agh, me duele, Jungkook!

You belong with me. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora