No puedo quitarme de encima la última mirada de Kíli.
No quiero hablar con Thorin después de haberme manipulado de esa forma para dejar detrás de mi a mi propia familia. No quiero ver en sus ojos mi propia debilidad, no quiero que me recuerde que en un momento en el que mi primo lo está pasando mal he sido tan egoísta como para quedarme dentro de la embarcación. Y no quiero hablar de este tema con él tras haber comprendido (con cierta ayuda de Bilbo) que Thorin también lo ha pasado mal al tener que echarle de la compañía temporalmente (y agregarle una culpabilidad extra por el estado de Kíli).
Aún así Bilbo, que ha tenido la suerte de ver lo mismo que yo, se muestra indeciso sobre nuestra elección y decido que es un buen momento para hablar con el más sabio de nosotros.
—Balin.
El enano se gira y me sonríe con esa mirada que me ponía de pequeña al entregarle mis primeros dibujos o cualquier cosa extraña que me había encontrado ese día.
— Dime Riel —se acerca y se sienta a mi lado—. Te veo muy pensativa.
— He visto a Kíli muy enfermo cuando nos hemos ido, estoy muy preocupada por él
Balin me sonríe, agarra mi hombro izquierdo y susurra para que no le oiga Bilbo.
—Yo también estoy preocupado por él. Pero si yo me hubiese amargado por todas las veces en las que Dwalin se marchaba a peleas, yo habría dejado este mundo hace mucho tiempo. Se recuperará y cuando esté mejor, disfrutará de nuestra compañía —lanzo una nerviosa risa. Ese es otro punto que he estado pensando: la Montaña. Balin adivina mis preocupaciones y me responde mientras frota mi hombro con sus manos arrugadas—. Si te soy sincero: no sé si seguirá habiendo dragón o no. Pero estate tranquila porque Bilbo ha demostrado grandes habilidades y mucha suerte. No le ocurrirá nada —guiña el ojo al hobbit, asegurándose de que le ha oído.
Ante la respuesta de sonrojo de Bilbo no puedo evitar sonreír.
— ¿Y la enfermedad? Ya sabes lo que le ocurrió a mi bisabuelo, no quiero que me ocurra lo mismo.
— No eres tu antepasado.
— Pero está en mi sangre, en la línea de mi familia... —miro a la ya cercana Montaña y suspiro.
— Creo que lo mejor será hablar con tu padre de todo esto. Yo no tengo tanto miedo como el que podéis tener vosotros dos—miro curiosa—. Sé que él también tiene miedo; lo siento.
Nos reímos y el resto del tiempo lo pasamos en silencio, mirando a Erebor.
En dos ocasiones me ha tocado sustituir al pobre de Ori con los remos porque ha llegado a tener los brazos tan agarrotados que nada más realizar el cambio se ha sumido en un profundo sueño. La labor no ha sido tan complicada (y he mejorado el ritmo que ha estado llevando la embarcación).
Al llegar a la orilla, nos quitamos cualquier incomodidad a la hora de escalar por la ladera (yo me aparto y me cambio el ridículo vestido de Esgaroth y me lo cambio por la ropa de Sigrid y Tilda. Les tendré que dar mucho cuando consigamos recuperar la Montaña).
El paisaje esta salpicado por bloques de hielo que contrastan con la tierra parda y la árida vegetación que sufre el invierno. Las nubes rasgadas juegan con la montaña y los picos que la rodean proyectando sombras alargadas que enfrían el terreno.
Nos hacemos con una mochila cada uno, armas que dominamos y comenzamos a subir la ladera de la primera montaña tras asegurarnos de que la barca queda escondida en la orilla.
Caminamos alegres las primeras horas, hasta que el terreno se vuelve más empinado y nuestros entumecidos músculos se ven afectados con la humedad y el esfuerzo. No descansamos en ningún momento, reducimos la marcha si es muy necesario, pero no llegamos a enfriar nuestros músculos.
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Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo Fanfic
RandomLa historia de un Bilbo Bolsón, un poco cambiada. Soy Eurielle, pero me llaman cariñosamente Riel. Fíli, Kíli, Dwalin, Balin, Oin, Gloin, Dori, Ori, Nori, Bifur, Bofur, Bombur son los enanos compatriotas que me acompañan en la aventura para reclamar...