En el frío silencio de la habitación, donde está repleta de enanos pero tan sólo doce respiran, la desesperación por la corta vida aumenta hasta calmarse con unas consoladoras palabras.
— ¿Y si intentamos llegar a las minas? Puede que sobrevivamos unos días... —su voz termina de desaparecer y su larga barba plateada se gira para buscar algo de intimidad.
— No. No pienso morir así; agazapado, luchando por respirar —mira la puerta derrumbada con ímpetu, esperando a que se rompa con su cargada mirada.
Bilbo se muerde nervioso el labio.
— Iremos a las fraguas —me levanto y me acerco a ellos, aún con un hilillo de plata recorriendo mi mejilla.
— Nos verá; segurísimo.
—No si nos dividimos.
—Thorin, no lo conseguiremos —Balin, que suele ser siempre muy positivo me sorprende y le miro suplicante.
—Algunos quizás sí. Llevadlo hasta las fraguas, mataremos al dragón. Pero si esto tiene que acabar en fuego, abrasémonos juntos —la temblorosa mirada de mi padre ahora se torna ardiente.
Su seguridad y fortaleza hacen que todos se sientan reconfortados. Estamos listos para una segunda oportunidad para matar a Smaug.
— ¡Vamos!
Salimos de la misma forma en la que hemos entrado, con el cuerpo repleto de alegría y el ritmo bien cogido.
El sonido vuelve a ser lo menos importante.
Thorin y Balin marchan juntos por un pasillo paralelo al de Bilbo y mío; Gloin y Bifur marchan por caminos más anchos junto con Dori, Ori y Bombur (en diferentes grupos), mientras que Nori y Dwalin aprovechan los lugares más complicados para acceder.
Cuando estamos a mitad de un desnudo pasillo, un fuerte golpe hace temblar uno de los laterales de la montaña. Unos ardientes ojos, escamosa piel y afilados dientes asoman por una gruta donde anteriormente se escavaba en busca de piedras preciosas.
— ¡Huid! —la cabeza de Smaug se dirige hacia una zona con luz y podemos verle con mayor claridad.
Nos hemos detenido por un segundo inconsciente, pero reanudamos la marcha con mayor velocidad para sentirnos más cerca de la protección de las fraguas
—¡Huid! Poneos a salvo. No hay donde esconderse —Smaug se dirige hacia nosotros y detiene nuestra marcha; su aspecto impresiona cada vez que se acerca más.
— Aquí, ¡ven aquí viejo gusano!
— ¡¿Temes a los enanos?!
— Estamos aquí Smaug—son Dori, Ori y Bombur que intentan que la atención de Smaug se desvíe de nosotros.
Lo incrédulo es que es Ori es el que más fuerte chilla y grita (parece que no tiene miedo a la muerte).
De manera precisa el dragón gira su largo cuello y marcha tras el trío, que huye asustado y con gran velocidad.
Continuamos nuestra marcha de manera sincronizada.
Se pueden escuchar todos los ecos de los gritos mientras nuestros sentidos se agudizan buscando respuestas que no podemos ver.
— ¡Eh!, ¡Tú! Estamos aquí —la voz de Dwalin nos confirma que el trío deja de sufrir peligro hasta que él y su acompañante absorben toda la atención del dragón.
— ¡Aquí nos tienes! —la voz de Nori suena con menor intensidad pero no tiembla.
Se escuchan pesados pasos enanos mezclados con un fondo semejante a una fuerte brisa de verano.
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Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo Fanfic
LosoweLa historia de un Bilbo Bolsón, un poco cambiada. Soy Eurielle, pero me llaman cariñosamente Riel. Fíli, Kíli, Dwalin, Balin, Oin, Gloin, Dori, Ori, Nori, Bifur, Bofur, Bombur son los enanos compatriotas que me acompañan en la aventura para reclamar...