—Eurielle, vas a venir a que te arregle el pelo, ¿sí o no? —Bofur anda de manera cómica hacia mí—. Llevo una gran cantidad de meses esperando para poder arreglarte esos pelos ¿y ahora no quieres que te los retoque?
—Claro que quiero—me giro y miro a Bilbo—. Después voy a hablar contigo. No te desmayes sin que yo esté para salvarte
— Vale. Ponte guapa, aunque ya sea muy complicado—me sonrojo y me dirijo junto a uno de los más queridos enanos de la compañía.
Caminamos hacia mi habitación, con paso bastante tranquilo.
—Bofur, ¿tienes todo lo que necesitas? Podríamos ir a la habitación de mi madre si falta algo... —los ojos del enano salen de sus órbitas.
—¿Has visto la habitación de la princesa Lirelle? Pensaba que Smaug la había derrumbado...
—No comprendo esa incertidumbre. Smaug no pensó que esa sala fuese importante, la dejó de lado al igual que a las fraguas. ¿Quieres ir a la habitación de mis padres, sí o no? —no le veo tanta importancia.
— Cambiemos el rumbo pues y vallamos a la habitación de las maravillas.
Camino dirigiendo nuestros pasos mientras nerviosa paso los dedos por la suave tela de vestido (si no me importa, ¿por qué me cuesta que venga otro a ver la habitación de mis padres?).
—Ya estará medio rizado mi pelo. Puede que te sea más complicado ahora.
—No creas princesa, todos los peinados de la compañía los hago yo (y no hay nadie con el pelo liso).
Llegamos al ansiado cuarto y sin poder evitarlo me lanzo en la enorme cama de matrimonio. Después me enderezo y pido disculpas entre risas.
—No sé por qué mi cuerpo me ha pedido tirarme... Lo estaba deseando desde la anterior vez (el problema es que estaba delante mi padre).
—Puede ser porque aquí jugabas con tu madre y tu padre antes de marchar a dormir a tu cuarto. Yo no soy de este reino; pero tu padre, desde que tú eres muy pequeña, nos ha contado historias de vuestros momentos felices juntos—miro de manera tierna el lado izquierdo; es el que supongo que utilizaba mi madre (por la mesilla más ordenada)—. Yo pude ser uno de los afortunados a los que tu padre contó las historias, porque más adelante tu madre perdió la vida y su llama desapareció en cierto modo—Ya ha pasado mucho tiempo pero sigo notando el mismo dolor (incluso teniendo tan pocos recuerdos de ella)—. Pero ahora mismo todo eso se puede apartar porque voy a hacerte un trenzado espectacular para terminar de enamorar a tu hobbit.
Los dos reímos y me siento en un lateral de la cama, permitiendo un mejor movimiento para los brazos de Bofur.
—Voy a hacerte una bonita trenza que caiga hacia tu hombro—Bofur repasan mi pelo con bastante duda sobre las rebeldes puntas—. Eurielle... puedes tener el pelo ya largo, pero está muy poco sano. Tienes el corte irregular y está sobre los hombros...
— Es decir: lo tienes que cortar un poco más.
—Sí, más o menos...
—Menos mal que eres uno de los mejores peluqueros que conozco.
—Sólo me conoces a mí.
Comenzamos a reír. Le señalo las tijeras, no me lo quiero pensar dos veces.
Veo cómo los mechones de pelo comienzan a descender sobre los hombros hasta que llegan a hacer compañía a mis desnudos pies. Obedezco a las múltiples órdenes de Bofur: agacho la cabeza, me giro hacia la derecha y después a la izquierda... Cuando las tijeras terminan comienza a cepillarme el pelo, aunque de una curiosa manera, puesto que coloca todo el flequillo sobre mi frente y dejo de ver... tan sólo siento un constante deseo de estornudar. Bofur parte el flequillo en dos y veo su cara concentrada: está comenzando una trenza. Cuando termina con ella se dirige hacia el otro mechón y termina otra trenza. Para rematar el peinado las une en la nuca y busca entre los cajones de la mesilla de mamá un adorno bonito.
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Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo Fanfic
RandomLa historia de un Bilbo Bolsón, un poco cambiada. Soy Eurielle, pero me llaman cariñosamente Riel. Fíli, Kíli, Dwalin, Balin, Oin, Gloin, Dori, Ori, Nori, Bifur, Bofur, Bombur son los enanos compatriotas que me acompañan en la aventura para reclamar...