Capítulo 28

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La mañana comienza muy activa. Bilbo amanece sonriente y viene a despertarme con una gran sonrisa (parece que le gusta despertarme...).

—Buenos días princesa. Me gustan tus nuevos pelos, y el vestido de ayer... estabas preciosa.

Me incorporo y sonrío con los ojos entrecerrados.

—¿No te parezco guapa ahora mismo? —sonrío y pongo un falso puchero.

Él sonríe y me enreda más el pelo.

— Te prefiero con ese precioso atuendo, pero con zapatos estarías mucho mejor.

— Pues entonces te voy a pedir que me ayudes a ponérmelo—me dirijo al baño, donde había dejado anoche el vestido, cojo la prenda y me quito mi pijama (aunque en realidad sea la ropa que llevé ayer)—. Aunque pensándomelo mejor creo que hoy tendré que ponerme algo un poco más seguro.

Cojo unos pantalones de piel de ciervo con las pantorrillas decoradas en un tono más oscuro, que conjunto con una camisa de azul zafiro (es mi color favorito... por si no os habíais dado cuenta...) pero antes, me coloco la cota de malla, para después poner la prenda y posteriormente el fuerte abrigo. Me coloco el conjunto correctamente, me giro y veo que Bilbo ha estado en la puerta todo el rato.

— Veo que mi intimidad ya es la tuya... abróchame el cuello de la cota, por favor.

— Te prometo que mi problema es que estoy en el momento inoportuno en el lugar inadecuado—sonrío y cuando siento la cota bien atada, me giro y le robo un beso haciendo que sus mejillas se vuelvan rosadas.

Con una gran sonrisa me aparto de él, pero todo desaparece al ver esa cara tan seria.

—¿Bilbo?¿Qué pasa?

—Te quiero, de verdad que sí Eurielle... pero quiero terminar esto cuanto antes. Tu padre me aterra (y no sólo por lo que te hizo ayer): su egoísmo aumenta. Y con ese sentimiento, mi corazón parece no poder ver la parte positiva de todo este viaje y no paro de añorar la Comarca.

¿Prefiere una casa caliente? No le comprendo... ¿cómo puedo estar enamorada de esa persona?

— Te entiendo —en un principio me cuesta decir esas palabras, y parece que Bilbo lo nota—. Yo también me quiero alejar de este infierno. Cada vez tengo pensamientos más negativos y dan miedo... —sonrío y muevo los hombros—. Pero no sé qué hacer y prefiero quedarme en la compañía antes de cagarla.

—Yo tampo...

—Chicos... estamos preparándonos para recibir a los hombres del Lago... por no hablar de los elfitos con sus doradas armaduras... Iros a la armería, Thorin os espera —Fíli no se detiene para y se le escucha seguir llamando la atención a unos cuantos enanos antes de que desaparezca.

Parece que hemos sido uno de los más rezagados, porque la gran mayoría de los enanos están lijando armas, preparando y remendando armaduras, eligiendo escudos... Dwalin está sentado en la entrada, afilando la hoja de una espada, con una mueca en la boca y sin quitarle los ojos de encima a Thorin mientras refunfuña por lo bajo.

— ¡Vamos! —Thorin nos espera en la entrada y señala hacia la nueva construcción que hemos hecho—. De momento, es mejor que no nos vean demasiado armados. Id con lo prescindible para demostrar la fuerza de nuestra compañía; pero que no conozcan más detalles.

Miro con extrañeza al enano, pero veo cómo Dwalin deja con cierto resentimiento el arma y comienza a subir las escaleras. Le sigo y tiro de Bilbo (que se ha quedado bloqueado) hasta llegar a la planada superior, donde lo primero que veo son las Ruinas de Valle adornada con un montón de relucientes armaduras doradas élficas.  El paisaje frío de invierno es acompañado por una brisa helada que cala en los huesos y un silencio asolador que los elfos respetan al mandato del rey Thranduil. Miro con respeto la escena a la que se enfrenta la compañía y no puedo evitar preguntarme si el príncipe elfo, oreja-cortada, se ha dignado en presenciar este espectáculo.

Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora