Capítulo 33

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Comienzo a escuchar los pasos de la compañía al comenzar a sentirme lo suficientemente fuerte. Al final no he buscado a los enanos, pero creo que ellos ya saben donde tienen que estar (me he encargado de desgarrar el aire con mis sollozos).

El primero de los enanos arrastraba las palabras y los pies, mientras que seguido llegaba otro algo más anciano y con el corazón más destrozado.

— No... —no me hace falta girarme para comprobar que son Balin y Dwalin porque se abalanzan al cuerpo inerte de su rey.

Intento guardar la compostura, pero no consigo mostrarme firme y permito a los enanos despedirse del líder. Me aparto a una esquina, donde miro el paisaje de la cascada y observo el juego de las sombras de aquellas águilas tan ajenas al dolor posibles.

Cuando vuelvo a fijarme en el cuerpo de Thorin todos están reunidos. Bajo la cabeza entre mis piernas y vuelvo a pensar en lo desdichada que soy...

Nunca llegué a pensar, en aquel instante de duda al llamar a la puerta con forma de ojo de buey de color verde, que podría encontrarme en esta situación. Levanto la vista y veo al hobbit intentando hablar.

— Riel... 

— No me des el pésame Bilbo, por favor. Necesito tiempo.

Se sienta a mi lado y pone su mano sobre mi hombro. Suspira con fuerza y adivina mis pensamientos.

— Ellos no te lo van a dar. Lo máximo de tiempo que te pueden dar es una semana... piensa que necesitan a su princesa: que su princesa no debe de estar encerrada en el dolor.

— ¿Y si dentro de mi dolor no hago daño a nadie? ¿No me puedo quedar llorando por mis pérdidas?

— Así te harás daño tú—miro a mis pies pensando que ellos tendrán la respuesta... pero no saben dictar cual será mi próximo paso. Bilbo descubre mi cara y sonríe con duda—. Esto no te lo digo como vía de escape, pero... Tú querías venir a Bolsón Cerrado conmigo, ¿no?—asiento—. Pero porque me quieres, ¿no es cierto?

— Viviría contigo hasta en una casa putrefacta... Pero entiéndelo Bilbo, lo que me atrapa en Erebor no son las habitaciones de piedra, ni las joyas de los salones... Me retiene la gente que necesita a un líder sabio.

Bilbo mira mis pies en busca de respuestas y con una sonrisa fugaz sigue hablando.

— Esperaré todo el tiempo que necesites porque ya nada es lo mismo que cuando salí de Bolsón Cerrado—agarra con fuerza mis manos y se asegura que le presto atención—. En los primeros días anduve temeroso por no resultar ser lo suficientemente bueno para la compañía de Thorin Escudo de Roble; pero al enterarme que aquel precioso rostro que me protegía con tanto entusiasmo era la hija de un rey, no pude evitar ponerme más tenso aún—me sonríe—: creo que fue en ese momento en el que estaba dispuesto a marcharme de regreso a mi casa. Con suerte su comportamiento libre hizo que me quedara y gracias a su apoyo, no he vuelto a añorar mi sillón calentito frente a la chimenea—ríe nervioso—. Riel, en cierto modo sé lo que se siente cuando esperan algo de ti y no te sientes preparado completamente... pe... pero eso no quiere decir que debes rendirte.

—  Bilbo...

—  Riel, si ahora volviese a Bolsón Cerrado solo moriría. Estaría sin poder dormir, comer y sin poder relacionarme con el resto de hobbits. Por eso te pido que vuelvas conmigo y que, cuando hayas aprendido todo lo que una princesa conoce (y tú ya sabes de memoria), regresemos a Erebor  gobiernes con justicia y misericordia—lo miro asombrada y veo cierto atisbo de terror en sus ojos—. E incluso, si estos planes te parecen absurdos y decides que lo mejor es quedarnos aquí, haré que te sientas el pájaro más libre de toda Arda.

Hija de un rey (El Hobbit) Bilbo FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora