SCP 1471 [Una vida anómala.]

XXIV

Mi mente cansada saltaba de lado a lado, intentando buscarle algún sentido a el "potencial" de Mal0.

El único potencial que yo podía verle, era el de ser una excelente amiga, pero quizás había algo que no estaba viendo.

(Quizás son sus filosas garras.) -Pensé amargamente.

Mis párpados comenzaban a pesar mientras mi cabeza ladeaba hacia adelante.

-...
-Descansa, Quentin. -Dijo Mal0, levantándose de la cama.

Tener más espacio en la cama me reconfortaba, pero la ausencia de aquel pelaje cálido no.

-Aun no tengo sueño. -Dije, colocando mis manos en los bolsillos.

Pude sentir el frío metal del bisturí entre mis dedos.

Lo saqué de mi bolsillo, jugando con el un poco, haciéndolo girar entre mis dedos.

-¿Que es eso? -Preguntó Mal0.
-¿Es un arma? -Añadío preocupada.

-No, no.
-Es un bisturí. -Dije, ofreciéndole la herramienta en mi mano.

Mal0 la tomó con manos temblorosas, examinandolo con curiosidad.

-Es una herramienta médica. -Expliqué.
-Mamá me lo dio.

-...
-Mam--
-¿Lauren te lo dio? -Se corrigió.

-Si, tenía miedo que volviesen a atacarme, así que me dio eso, para defenderme.

-Ya veo. -Dijo melancolicamente, dejándolo en la mesa, su mirada fija en ella.
-...
-¿Sucedió algo importante cuando yo no estaba? -Dijo, sin mirarme.

-...
-Encontré varias anomalías y... -Comencé, recostandome sobre la cama y mirando hacia el techo.

-¡Oh!
-¿Y como eran?
-¿Acaso eran como yo? -Añadío, expectante.

-No, para nada.
-La primera que nos--
-Que me encontré, fue una especie de papel, que actuaba como el objeto que yo quisiese.

-¿Eh?
-No, no lo entiendo. -Admitío, ladeando su cabeza como un perro.

-Pues, si hicieras un cuchillo con ese papel...
-Tendria filo de verdad. -Dije, haciendo una mueca al recordar el corte de Mia.

-Ah, ahora entiendo.
-Entonces si hicieras un...
-Un 682 de papel, por ejemplo.

-Se movería. -Dije.

-¡Ah!
-Ojalá pudiera haber estado allí. -Suspiró, bajando un poco su cabeza.

-Siempre habrá otra oportunidad.

-¿Eso crees?

-...
(Eso espero.)

Nos quedamos unos momentos en silencio.

-Te ves realmente cansado, Quentin.
-¿Porque no duermes un poco? -Preguntó.

-Ni siquiera se que hora es.. -Murmuré somnoliento.

La oí tomar el celular de la mesa, para luego volverlo a dejar.

-Es hora de que duermas un poco. -Respondío.
-...
-Estaré dentro del celular, para no molestarte.

-De acuerdo. -Asentí, sin pensarlo.

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Estaba tan silencioso, que solamente podría estar en un solo lugar.