XXI

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Desperté unos segundos antes que sonara el despertador, y me quedé unos segundos mirando al techo.

Todo mi cuerpo dolía, sentía como la fatiga del día anterior se apoyaba sobre mi cuerpo como una pesa.

Habían pasado un par de semanas desde que había inspeccionado esa anomalía con Mia.
Cada vez pasábamos más tiempo juntos, al punto que me arriesgaría a decir que la consideraba como una amiga.

Aunque sabia que solo estaba utilizándome para acercarse más a la fundación, así que tomaba cierta distancia con ella.

Me avergonzaba, pero finalmente había empezado a ir al gimnasio.
Me desanimaba, ver personas tan determinadas y motivadas a mejorar su estado físico, y yo siendo un palo de escoba.

Aunque para mi sorpresa, la mayoría de personas en ese gimnasio eran realmente agradables, ayudándome con tips y mi rutina.

Claro, no tenía pensado ponerme tan... fuerte como ellos, aunque lo hacía para poder ganar al menos un poco de fuerza.

Algo molesto comencé a pensar en la situación actual de Mal0.
Seguramente habían vuelto a encerrarla como una anomalía más, en aquel vacío que me había hablado.

Puede que la fundación sea la única barrera entre las anomalías y nuestro mundo. Pero no los mataria ser un poco más amables con ellas.

[BEEP, BEEP]
[BEE-]

Apagué la alarma de mi celular con una mano, mientras me levantaba con pereza de la cama.

Me arrastré hasta el baño, y me miré en el espejo.

La cicatriz en mi mejilla había sanado particularmente bien, ya con los puntos de sutura quitados.
Aun se notaba un poco el corte, con un tono de piel más oscuro comparado con el resto de mi rostro. Aunque me dijeron que eventualmente se desaparecería un poco más.

Me cepillé los dientes y luego lavé el rostro con agua fría para despabilar.

Salí del baño y volví a cambiarme a mi uniforme escolar, un poco más despierto que antes.

Tomé mi celular y revisé los mensajes mientras caminaba a la cocina a prepararme el desayuno.

Me sentía ligeramente orgulloso de haber subido las escaleras hasta el quinto piso sin quedarme sin aliento.
Aunque supongo que no era nada de lo que enorgullecerse.

Al entrar al salón de clase no me sorprendió ver que Mia no se encontraba allí.

No era raro que faltase un día o dos seguidos a la escuela, sin importarle las consecuencias.

Siempre decía que no le importaban las clases, y que solo hacía lo mínimo e indispensable para pasar sus clases.

...

Ojalá pudiera decir lo mismo, todas las clases me daban un enorme estrés, en especial las clases de matematica e historia.

Nunca fui bueno memorizando fechas ni fórmulas, pero me interesaba la informática.

De todas formas, mi futuro trabajo no tendrá nada que ver con matemáticas..

Quizás cuando termine la secundaria estudie alguna carrera relacionada con la tecnología.

(Quizás de esa manera podría ayudar a las anomalías.) -Pensé amargamente.

Saqué mí celular y me dispuse a pasar el rato, escuchando música y leyendo el chat grupal del colegio.

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Salí del colegio, algo agradecido que hoy no debía ir al gimnasio.

SCP 1471 [Una vida anómala.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora