SCP 1471 [Una vida anómala.]

Juicio [EXTRA]

Las palabras de mi profesor parecían entrar por una oreja y salir por la otra.
Realmente lo intentaba, pero no podía concentrarme en la clase de hoy.

El resto de los murmullos en el salón de clases parecían estar de acuerdo conmigo.

El instante que el timbre del cambio de hora sonó, junté todas mis cosas y me levanté del lugar, desperezándome.

Odiaba salir tan tarde de estas clases, ya casi era de noche cuando el profesor finalmente se dio cuenta que debía finalizar la clase.

-No voy a salvarte esta vez. -Comentó una voz en mis audífonos.

Suspiré agobiado, mientras esquivaba personas para bajar las escaleras, siempre se llenaba tanto de alumnos que tardaba el triple si no me apuraba al salir del salón.

Era lindo mirar para afuera por el ventanal mientras bajaba las escaleras, en especial estos fríos días de invierno.
Lo malo era tener que bajar varios pisos de altura aunque no debía quejarme, me hacía falta un mínimo de actividad física.

Mientras bajaba, me coloqué el otro audífono, la lista de reproducción comenzando inmediatamente gracias a la anomalía en mi teléfono.

[♪ Now playing Iwatodai Dorm~ ♪]

Me hubiera gustado cerrar los ojos y disfrutar del excelente sonido de estos nuevos auriculares, pero aún tenía que volver al departamento.

Estaba contento, tarareando la canción por lo bajo, mi mochila colgando de un lado.
Los bajos se escuchaban excelente... ni siquiera podía escuchar el tumulto de alumnos.

-¿Que podríamos comer? -Preguntó Mal0, bajando la música antes de hablar.
-Sería bueno dejar de comer fideos instantáneos.. -Comenzó.
-Creo que podr--

Un grito agudo me sobresaltó, casi doy un paso en falso en las escaleras.

Rápidamente volteé, al igual que todos en la muchedumbre, mirando a una chica horrorizada parada frente a la ventana, cubriendo su boca con ambas manos.

Las personas junto a ella rápidamente se pegaron a la ventana, algunos cuantos sacaron su celular para tomar fotos.

Titubeé unos segundos, la curiosidad mordiéndome la cabeza hasta que momentos después decidí continuar caminando, ya que no podía ver desde aquí.

Mi curiosidad me ganó, y salí por la puerta principal, ahora casi vacía.

Con cada paso incómodo, atravesé el patio, rodeando el enorme edificio hasta toparme con una apretada multitud.

-¡Aquí no hay nada que ver! -Exclamó uno de los profesores, abriéndose paso a la fuerza entre el apretado grupo de curiosos.
-Se cancelan las clases. -Vuelvan todos a sus dormitorios.

Bajo la amenaza de confiscar sus teléfonos, los estudiantes apartaron la vista del espantoso espectáculo y se disiparon.

Uno a uno, la multitud fue disminuyendo. Poco a poco, pude ver a través de la masa de personas. Ninguno se atrevía a acercarse.

Una chica, no mayor que yo, se encontraba en el suelo, cada respiración agitada y temblorosa era una lucha visible, el subir y bajar de su pecho apenas podía verse a través de sus ropas manchadas de un siniestro carmesí.