SCP 1471 [Una vida anómala.]

XVIII

No iba a enojarme y ponerme a discutir con la unica persona la cual podía ayudarme a recuperar a Mal0, así que simplemente me reí con ella.

-No creo que encontremos una anomalía de un día para el otro. -Dijo Mia, antes de beber de su gaseosa.

-Supongo que no...
-Ai puede detectar aquellas anomalías informáticas, ¿Verdad?

-Eh...
-Solo las de los sistemas a los cuales ingresa.
-Y no suele hacerlo, salvo que le interese demasiado. -Añadío, encogiendose de hombros.

-Oh.

Suspiré y me apoyé por la mesa plástica de color blanco, mirando por la ventana.

La ciudad parecía rebosar de vida al mediodía, cada persona que pasaba teniendo sus propias metas y preocupaciones.

Me sentía minúsculo, como si fuera un espectador en sus vidas privadas.

Despegue la mirada del vidrio, volviendo a el restaurante de comida rápida y terminando de comer mi comida.

-Deberías ir por la calle con los ojos bien abiertos.

-...
-Eso sonó como una amenaza. -Dije sin levantar la mirada de mi hamburguesa a medio comer.

-No--
-Me refería a que, tu ves las anomalías.
-Eso me dijiste, ¿No?

-Si.

-A eso me refería. -Dijo, resoplando por la nariz.
-¿Es algo que aprendiste, o...?

-...
-No lo sé. -Dije negando con la cabeza.
-Empezó un día, justo el día que Mal0 tuvo una forma física.

-Espera.
-...
-¿Forma física?

-¿Si? -Pregunté, extrañado.

-Es que, recuerdo haber leído el informe de 1471 cuando mi madre trabajaba
y en ningún lado decía algo de una forma física.

-...
-Quien sabe. -Dije, sin querer explicar nada sobre la plataforma de piedra.

Ni yo sabía realmente como funcionaba, no iba a querer encontrarle un sentido justo ahora.

-¿Y como es que no la vi en ningún momento?

-Y no lo harás. -Respondí cortante.
-A la fundación no le gusta que anomalías anden por la calle. -Añadí, con veneno en la voz.
-...
-Por eso se la llevaron, por mi culpa.

Mía pareció darse cuenta del tema y se abstuvo de seguir preguntando y continuo comiendo su comida en silencio.

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Cuando finalmente terminamos de comer nos levantamos casi al mismo tiempo.

Salimos del restaurante, el cual se había llenado de alumnos mientras comíamos.

-¿Te sientes mejor? -Preguntó Mia, volteando a verme.

-...

Iba a responder con un comentario gracioso, pero al ver su expresión genuina y ver que no era ningún chiste, me arrepentí.

-Estoy mejor.
-...
-Gracias Mia. -Dije, esbozando una pequeña sonrisa.

Me resultaba reconfortante tener al menos una sola persona ayudándome en mi objetivo.
Aunque esa persona estuviera en contra de la misma entidad a la cual estaba queriendo ayudar.

Supongo que no importaba.

Me encontraba caminando de vuelta a casa, aunque con el estómago lleno esta vez.

Tomé un camino el cual no solía hacer, solo para pasar más tiempo caminando.

No sé porque lo hice, sentía que caminar más me daba tiempo para pensar.
Pasé por varias tiendas y locales que no me había tomado la molestia de mirar anteriormente.