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Inmediatamente salí corriendo hacia el baño, llevándome por delante el borde del sofá en el camino.

-¡Un segundo! -Grité mientras miraba sobre mi hombro.

Saqué un pequeño botiquín de primeros auxilios de su lugar detrás del espejo y volví corriendo a la sala de estar.

-Deberías... Deberías limpiar eso primero. -Dije tomando uno de sus brazos y llevándola hasta la cocina.

Abrí la canilla de agua fría y coloqué su mano debajo de ella.
Tenía un corte en el dedo meñique, justo arriba del nudillo, el cual parecía ser algo profundo, pero no grande.

Respiró con fuerza entre sus dientes, pero se abstuvo de hacer ningún comentario

La herida aún seguía sangrando, tiñendo el agua y los platos sucios de un color rojo siniestro.

Mi mente estresada pensó en desinfectar la herida primero, pero con la cantidad de sangre que estaba perdiendo, tendría que parar el sangrado.

Con manos temblorosas saque una gasa del botiquín, la corté con fuerza y la presioné contra su herida.

Mia presionó la gasa contra su corte mientras yo volteaba para ver el cuchillo de papel sobre la mesa.

Se veía totalmente inofensivo salvo por la sangre en la punta de su hoja, ligeramente arrugada.

-Quentin. -Dijo Mia, preocupada.

Volví a voltear para ver a Mia, la gasa en su mano completamente llena de sangre y deslizándose sobre su brazo.

-Tenemos que ir al hospital. -Dije, caminando hacia ella, sin dejar de mirar su corte.

Me miró con algo de pánico mientras negaba con la cabeza.

-¡No!
-Es solo un corte.

-¡Mia!
-...

Discutir seria inútil conociendo lo terca que es.
Parecía que yo estaba más nervioso que Mia, mi cerebro funcionando a el doble de su capacidad intentando detener el sangrado.

Una idea finalmente hizo clic en mi cabeza e inmediatamente abrí una alacena de la cocina y saque un frasco de azúcar.

-¿¡Azúcar?! -Dijo, preocupada.

Tomé la mano de Mia, verti un poco de azúcar sobre su corte y le coloque otro trozo de gasa limpio.

-Ayuda a cerrar las heridas, es un coagulante, o algo parecido.-Expliqué sin dejar de hacer presión sobre su corte.

-¿Como sabes eso?

-Es vergonzoso, pero...
-Estábamos en un picnic con mamá y me caí de la bicicleta. -Dije algo avergonzado.
-Cai sobre una piedra, algo filosa.
-Y como no teníamos nada para tratarla allí mismo, me puso azúcar.

-Oh...
-No lo sabía, jaja.. -Río mientras apoyaba su cuerpo contra la mesada de la cocina, sosteniéndose con su mano libre.

No había despegado la mirada de su mano, viendo si sangraba a través de la gasa.
Aun lo estaba haciendo, pero no a la misma velocidad de antes lo cual me tranquilizaba un poco.

Mia estaba deslizándose por el mueble de la cocina cuando la vi, y rápidamente tire un poco de su brazo.

-No te sientes en el suelo... -Dije, ayudándola a reincorporarse.

La acompañe hasta llegar al sofá, donde se sentó y se apoyó sobre una almohada.

-Aun pienso que deberías ir a un doctor. -Añadí mirando su corte vendado.

SCP 1471 [Una vida anómala.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora